Psicoanálisis del acto criminal / Dr. Guillermo Bastidas Tello.

Columnistas, Opinión


Toda conducta humana es el resultado de lo biológico, psicológico, social, cultural, genético, espiritual, político, económico y astrológico.

La conducta criminal, por lo tanto, no puede reducirse a una explicación simplista de delincuencia, proceso judicial y sentencia.

La forma como cada sujeto asume la norma y la ley es particular, no es igual en todos:

1.-Unos asumen la ley de manera dolorosa (los neuróticos).

2.- Otros la reconocen para violarla (los perversos).

3.- Hay quienes la forcluyen, la niegan y se mantienen por fuera de ella (los psicóticos).

Son diferentes maneras de relacionarse con la ley, con la norma, en la que la prohibición opera, no hay escapatoria alguna para el sujeto ante la ley, ella lo marca, lo estructura, lo organiza psíquica, social y culturalmente; si se quiere llegar a constituir en un verdadero ser humano, se debe estar comulgado y confesado por la ley.

Este proceso es universalmente social, se da en todo sujeto. Lo específico en el proceso de estructuración de la vida psíquica es la forma como la ley reorienta el deseo o placer en cada sujeto; ante la ley cada sujeto se relaciona de manera singular, particular y distinta, y esta diferencia vivencial dependerá de su estructura psico-emocional.

Sin embargo, la sociedad y su perspectiva definen en cualquiera de estas tres estructuras la ubicación de los infractores, desobedientes, abusadores y delincuentes que se encuentran pagando una condena que priva la libertad en la cárcel por habérseles comprobado que quebrantaron una norma social y culturalmente establecida. Allí, en esas estructuras, también están ubicados los “no delincuentes”, aquellas personas de cuello blanco y corbata que no han sido condenadas por el sistema judicial de una sociedad corrompida.

Freud, en su texto El delincuente por sentimiento de culpa (1989), nos muestra cómo el sentimiento de culpa en muchos crímenes es el móvil del acto delictivo; en varios de sus pacientes, Freud encontró un fenómeno que parecía extrañísimo, consistente en que el sentimiento de culpa era el origen del delito, como parecería lo lógico; que el sentimiento de culpa no era la consecuencia del delito, sino la causa; en consecuencia, el hombre acosado por la culpa, de origen desconocido, buscaba un castigo, un hecho real al cual poder adjudicarla. Ese sentimiento llegaba a ser intolerable y la persona hallaba un enorme alivio al lograr realizar algo a lo cual atribuir esa culpa.

Detrás del crimen, la delincuencia, la transgresión, la violación, el quebrantamiento de la norma, al igual que en todo acto humano perverso, hay una dinámica inconsciente.

Estimado lector, busque en todos sus actos y acciones, razones, proposiciones, vivencias anteriores, represiones, no busque culpables. (O)

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