Psicoanálisis de un candidato bobalicón / Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión

La estupidez es una enfermedad extraordinaria, no es el enfermo el que sufre por ella, sino los demás”. Voltaire

Cualquier parecido a algún personaje de la vida real en la política ecuatoriana es pura coincidencia psicoanalítica.

Existen muchas teorías que intentan explicar por qué el raro comportamiento y la conducta de un Bobalicón, por qué el bobalicón se comporta del modo en que lo hace, ¿por qué sus actos son mezclados entre la estupidez política y la maldad revolucionaria programada?

La conducta del babieca candidato posiblemente es el resultado de una infancia conflictiva, una infancia con Acoso escolar o Bullying; la infancia y la adolescencia del papanatas politiquero, es muy posible que se caracterizó por falta de afecto o no le abrazaron lo suficiente cuando era niño; quizás le castigaban demasiado con fuete o correa; la otra posibilidad es que el pazguato politiquero haya sido un sobreprotegido patológico.

El comportamiento del bobalicón se puede sustentar en base a algún trauma infantil (por ejemplo, tal vez se orinaba demasiado en la cama o se hacía popo en los pantalones).

El bobalicón no ha construido una figura en base a su principios ni filosofía, puesto que su estampa es el resultado de la estampa de otro que lo cobija, lo proyecta y lo maneja como a monigote mal embutido, esto es muy común entre los lerdos, estúpidos e ignorantes políticos, deficientes de moral.

El Bobalicón en realidad no es ni la mano derecha ni la izquierda, ni siquiera la uña del dedo gordo de la política ecuatoriana; es solamente alguien que se arrastra cual culebra cascabel penosamente entre la comedia de no saber el Himno Nacional y otras veces en la tragedia más triste de un tontín cuasi bufón que desaparece los dólares en las cámaras de Televisión.

Lo peligroso del bobalicón es que tiene bastantes seguidores, fanáticos, fogosos, candentes, calientes, excitados y exaltados revolucionarios, que jamás aprendieron las lecciones del Che Guevara: “hay que morir por la revolución”, estos seguidores del papanatas aprendieron a vivir de la revolución.

Estimado lector a cuidarse del Bobalicón, tontín, babieca, pazguato, son el mismo tras una carita de MEMELA y un discurso de mediocre vivaracho. (O)

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