Populismos “progresistas” / Hernán Castillo C.

Columnistas, Opinión

 

 

No resulta tan sorprendente que un ex mandatario -el de Brasil- de los que regaron promesas y corrupción por el continente, se halle ahora tras las rejas. Pero quizás sorprenda que que Lula da Silva, juzgado y condenado por corrupción, haya sido el menos corrupto de entre la comparsa “progresista” que aún asola esta parte del mundo.

Por cierto, Da Silva tiene un pasado de lucha inclaudicable frente a la dictadura militar que oprimió a Brasil por los años sesenta. Fue líder sindicalista y accedió a la presidencia de su país -la primera economía latinoamericana- con amplio respaldo popular. Fue un líder consecuente con sus seguidores hasta que un día le aleteó sobre su cabeza el espectro de la corrupción y Lula aceptó. Eso representó su muerte política.

A diferencia de sus “colegas” farsantes que esgrimieron y esgrimen la mentira como espada, -Maduro, Fernández de Kirchner, Correa y Ortega- Lula luchó por reivindicaciones populares hasta el día de su claudicación moral. No creo que su manejo de las finanzas públicas fueron de los mejor, pero no las destruyó como en Venezuela ni las hipotecó como en Argentina y Ecuador.

El epílogo que traza la historia de Inácio Lula da Silva es episodio aleccionador para los gobiernos del populismo “progresista” que nacieron bajo las directrices del Foro de Sao Paulo -y es en esa misma ciudad donde Lula se parapetó en acto de rebeldía inútil, resistiendo a entregarse aunque finalmente lo hizo- porque van cayendo las figuras mitológicas ante los designios históricos de innegable rigurosidad.

Quizá este giro irreversible haga razonara quienes acunan más pecados que Lula da Silva y su merecimiento carcelario es bastante mayor. Algún díaseguirán idéntico camino, el de la cárcel, Maduro, Fernández de K, Correa y Ortega por sus fechorías cometidas al amparo de su vicio incontrolable de mentir como respirar, y abrir las arcas públicas para deleite de los robolucionarios. (O)

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