Pobreza y el Covid/ Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión

Un gran Maestro de la Universidad Central del Ecuador, el Dr. Jean Rad Intensivista, en nuestro proceso de formación académica nos decía: “gripe para los desarrollados, Neumonía para los Pobres”.

Quédate en casa nos dicen los politiqueros y manejadores de la crisis Sanitaria, pero ¿cómo puedo quedarme en casa si apenas sobrevivo con 1 dólar diario en los semáforos, haciendo de payasito o vendiendo mellocos o habas?, para sobrevivir.

La pobreza es un indicador biológico, psicológico, social, cultural, genético, espiritual, político y económico que identifica a un conjunto de carencias de derechos a los ciudadanos vulnerables, carencias que se ven reflejadas en la forma poco digna de morir frente a una Pandemia.

Morir, siendo médico; morir sin camas de terapia intensiva, morir sin un respirador, morir sin una prueba Covid 19 Sars2, morir sin una prueba PCR tiempo real, morir en un “hospital adaptado en un colegio”, morir en casa, morir en soledad, morir y ser almacenado en bolsas sobre preciadas por la corrupción, morir y resucitar al tercer día por equivocación ministerial. Es el morir del pobre ecuatoriano, morir sin gloria ni decencia.

Mi abuela decía cuando el pobre pone a secar la ropa llueve, la pobreza refleja ese sufrimiento eterno y maldito.

 Un pueblo pobre en educación, trabajo, seguridad social, salud, agua, alimentación, hábitat, vivienda y ambiente sano. Un pueblo lleno de pobres y dirigido por mafias corruptas.

Mientras los empresarios y comerciante mayoristas vociferan por la activación económica, la realidad nos indica que seis de cada diez personas que está en capacidad de trabajar, se hallan en condiciones precarias de trabajo. Pero dicen que hay que reactivar la economía.

La pobreza y la corrupción se expresa en severas disminuciones del empleo público y drásticos recortes en los recursos para inversión en Salud, educación, vialidad y desarrollo.

En la pobreza y Covid, los iluminados generan: más impuestos, despidos intempestivos con sabor a disminución de trabajo a 30 horas humanitarias solidarias, bronca contra los microempresarios progresistas, contraloría a los honestos, disminución de las penas por buen comportamiento, PANEM ET CIRCENCES.

El circo continúa cuando en la pobreza, las decisiones de la Emergencia Sanitaria la toman sujetos que desconocen el término Salud Pública y lo peor cuando la Emergencia Sanitaria está supeditada a decisiones POLITICO-EMPRESARIALES.

Hep Hep Urra, semáforo amarillo, pico de contagiados, médicos muertos, muertos subregistrador de COVID, trabajadores de la Salud desprotegidos, corrupción sanitaria, autoridades bien peinadas y con moco de gorila para las inauguraciones de la Neumonía Atípica y la ignorancia.

«El pueblo no debería temer a sus gobernantes, los gobernantes deberían temer al pueblo». (O)

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