Plasticidad cerebral / Dr. Guillermo Bastidas Tello

Columnistas, Opinión


El comportamiento científico  más complejo descubierto hasta el siglo XX en el universo es el cerebro; con su peso que oscila tan sólo entre los 1300 y 1500 gramos, el cerebro humano contiene unos 11 billones de células nerviosas especializadas, capaces de recibir, procesar, codificar y decodificar las señales electroquímicas de las que dependen todas las sensaciones, percepciones, acciones, pensamientos y emociones humanas.

Muchos neurocientíficos han estudiado desde entonces este enigma, Roger Sperry, quien desarrolló una labor pionera sobre el desarrollo cerebral y su función por la que el biólogo estadounidense obtuvo el premio Nobel en 1981, plasmó en sus estudios en la década de 1950 que las conexiones del sistema nervioso están completamente especificadas en los genes del organismo, después de realizar experimentos en el que las fibras nerviosas que normalmente conectan la parte superior de la retina de los peces con la parte inferior del cerebro, llamadas nervio óptico, fueron desconectadas quirúrgicamente y reconectadas con la parte superior del nervio.

A pesar de esta modificación, el nervio creció de nuevo hasta su posición normal en el cerebro. Estudios posteriores plasmaron algunas dudas acerca de la teoría de Sperry, puesto que se estima que sólo genoma humano tiene sólo unos 3,5 billones de bits de información, por lo que algunos científicos moleculares y neurólogos han concluido que los genes humanos no tienen suficiente capacidad de almacenamiento ellos solos para especificar todas estas conexiones. 

El término plasticidad cerebral expresa la capacidad adaptativa del sistema nervioso para minimizar los efectos de las lesiones a través de modificar su propia organización estructural y funcional.

La OMS (1982), define el término neuroplasticidad como la capacidad de las células del sistema nervioso para regenerarse anatómica y funcionalmente, después de estar sujetas a influencias patológicas ambientales o del desarrollo, incluyendo traumatismos y enfermedades.

Otros ofrecen definiciones similares como Ramón y Cajal,  (1899): adquisición de nuevas habilidades la cual requiere muchos años de práctica mental y física.

Gispen, 1993: escribe sobre la capacidad de una neurona de adaptarse a cambios en el ambiente interno o externo, a la experiencia previa o a las lesiones, Castellanos, y Sanes, & Jesse,  demuestran que la capacidad del cerebro de evolucionar implicando cambios a nivel estructural y funcional que entran en juego ante diferentes situaciones fisiológicas, como el aprendizaje, y patológicas, como un accidente cerebrovascular.

Mucho debemos saber sobre el Cerebro, lo importante es que tiene una capacidad de regenerarse fantástica. (O)

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