Niebla en la arcadia / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

Una sensación de pesimismo invade a los ecuatorianos. Y cada día es más intensa desde la movilización de octubre. La paralización del país no levantó los ánimos de la gente, salvo el espíritu de aquellos que hostigaron a la institucionalidad. Los doce días de protesta desorientaron a las personas, trayendo niebla en lugar de luz.

La arcadia donde vivimos está bajo la oscuridad. Los impulsos creativos se pierden en las encrucijadas invisibles de la noche. El desencanto social arrincona a las iniciativas humanas. Los caminos aparecen bloqueados.

Si no amanece pronto, con sol y con luz, difícilmente las energías individuales y colectivas encontrarán un lugar apacible en los rincones de la oscuridad. En algún momento saldrán de allí sin cauce ni orientación, provocando incontenibles turbulencias sociales.

El 2019 está cerrándose con malas noticias. La economía decrece. Los desempleados y los mal pagados suman 5 millones 150 mil personas. No se llega a ningún acuerdo social. El Fisco se encuentra en terapia intensiva con requerimientos fiscales no financiados que superan los 10.000 millones de dólares. Cada grupo de presión tiene un proyecto de país, incompatible con el proyecto del Gobierno. La clase política se ha quedado sin su rol esencial de representar a la ciudadanía. Los enemigos de la democracia y del Estado están listos para derrumbar la institucionalidad. Por su parte, los corruptos siguen en la sala de espera de los juzgados, sin recibir sin sentencia.

Con un liderazgo visionario y firme, se puede sembrar optimismo, abrir los caminos cerrados, orientar a la ciudadanía con brújulas bien calibradas y llenar de luz la arcadia ecuatoriana.

Sacar a la economía de la sala de terapia intensiva es la primera tarea.

Lamentablemente, la ley enviada por el Presidente a la Asamblea no contribuye a la regeneración de la economía nacional. No simplifica la vida de quienes generan empleo sino que la complica. Los controles se multiplican y tanto el Banco Central como la Junta de Política Económica adquieren demasiado poder en beneficio de intereses corporativos. 

El tiempo es uno de los peores enemigos del Gobierno. Tiene un pequeño margen para corregir la propuesta económica. Que lo haga pronto. (O)

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