Movilizaciones indígenas y diálogo / Andrés F. Jaramillo Torres

Columnistas, Opinión

Cuando dos personas, o dos grupos de personas, tienen aspiraciones contrapuestas, podemos decir que nos encontramos frente a un conflicto. Un conflicto puede tener al menos dos posibles desenlaces. 

El primero, es que el conflicto escalé, es decir, que se convierta en una contienda o pelea.  En este escenario, una de las partes intentará imponer sus pretensiones frente a la otra, cueste lo que cueste (en la teoría del conflicto, este escenario se lo conoce como gana-pierde).  

El segundo escenario, tristemente el menos frecuente, es la negociación. Bajo esta hipótesis, las partes dialogan para ver qué alternativas se pueden encontrar frente al conflicto, de tal manera que ambas se vean beneficiadas, hasta cierto punto (en la teoría del conflicto, esta alternativa se la conoce como ganar-ganar). 

La movilización de comunidades indígenas en octubre de 2019, en protesta al alza del precio de combustibles, por ejemplo, es un conflicto cuyo desenlace corresponde al primer escenario mencionado. La intensidad y duración del escalamiento de ese conflicto, fue tal, que dejó como única alternativa al gobierno, ceder absolutamente en todas sus aspiraciones. Este escenario no es el ideal, pues la voluntad de quienes protestaban se logró a través de la imposición. 

Frente a las protestas anunciadas para este 11 de junio de 2021 por dirigentes de comunidades indígenas, es necesario pensar en mecanismos de prevención del escalamiento del conflicto, para que no se repita lo sucedido en octubre de 2019. Lo importante es identificar, a tiempo y con precisión, cuales son las aspiraciones de las comunidades indígenas que se contraponen con las del gobierno, y a partir de esas diferencias, sentarse a dialogar. De esta manera, esas aspiraciones inicialmente incompatibles, se podrían transformar en un punto de encuentro o satisfacción mutua.

La movilización violenta y paralización del país para imponer pretensiones no es la vía adecuada para resolver un conflicto de esta naturaleza en una sociedad democrática. (O)

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