Mesa servida / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión


“Vamos a dejar la mesa servida al Gobierno que venga para que pueda gobernar de mejor manera”.

El dicho nefasto que vaticinó el desastre económico actual fue se llevó los aplausos durante el enlace sabatino 510, realizado el 28 de enero de 2017, en la ciudad de Barcelona. El ahora sentenciado, Rafael Correa, garantizó que el triunfador de las elecciones recibiría un país donde todo sería fácil y que no debería hacer otra cosa que sentarse a disfrutar del banquete servido por la revolución ciudadana. Al final, su propio movimiento político fue el usufructuario de la “década ganada”.  

Poco después del cambio de mando, el 11 de julio del mismo año, tras la ruptura definitiva entre correístas y morenistas, con su acostumbrada forma de hablar en público, entre seriedad y sarcasmo, el actual presidente se atrevió a revelar por fin un secreto que para nadie era confidencial: no había “tal mesa servida”. Lo hizo en una fecha coincidentemente oportuna, un día después que Correa abandonó el país para sentar su residencia en Bélgica.

La descompensada situación fiscal generó ofrecimientos, culpables y medidas. Sobre todo, lo segundo. El 2018, con el propósito reducir el tamaño del Estado fue presentado el Programa Económico de Estabilización Fiscal y Reactivación Productiva y el 2019 el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. A esto se sumó la creación de nuevos impuestos, junto con la supresión de entidades estatales y un intento fallido de eliminar los subsidios a los combustibles. Todo fue insuficiente.

A partir de la emergencia sanitaria por el Covid 19 la crisis económica se agudizó. Con la “mesa servida”, pero vacía, el gobierno no se cansa de generar impuestos y más deuda externa. El reciente Decreto 1137 anticipada el cobro del impuesto a la renta que los grandes contribuyentes deberían pagar el próximo año. En otras palabras, los recursos del 2021 se gastarán en lo que resta del 2020.

Si bien, la Corte Constitucional aproximadamente un mes atrás rechazó un decreto parecido, esta segunda versión, casi no tuvo objeciones. El licenciado Moreno jura que el dinero servirá exclusivamente para cubrir los gastos de salud por la pandemia. Nunca se sabe, mucho menos, cuando los últimos casos de corrupción siguen impunes. Un régimen incapaz que no supo qué hacer con la mesa vacía, dejará al próximo gobierno, sin mesa donde sentarse. (O)

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