LECTURAS DOMINICALES

Editoriales, Opinión

P. Hugo Cisneros
Fuimos nombrados, profetas
Inspirados en la lectura de Jeremías 1,4-19, la de primera de Corintios 12,31-13,13 comparo esta mi reflexión dominical.
Pongámonos ante la Palabra de Dios en actitud de escucha. Hoy no caigamos en la tentación del siglo: dejarnos llevar por la bulla y el ruido. ensordecer nuestros oídos con otras voces, hacernos los sordos ante los llamados del Señor. Es bueno que domingo a domingo nues¬tra actitud sea una actitud de disponibilidad. para que escuchada la Palabra de Dios la pongamos en práctica con prontitud, con sencillez, con sinceridad, con coherencia. Todo creyente que escucha y quiere poner en práctica la Palabra de Dios es necesario que se deje impul¬sar por la gran fuerza del amor, de ese amor· que soporta, escucha. que es paciente.
El mundo siempre ha necesitado de profetas
Estando atentos a lo que dice la primera lectura descubrimos que el mundo, desde cuando fue creado hasta su consumación. siempre ha necesitado de gente especializada que en sus momentos de dolor, de crisis, de maldad, de catástrofes, le indique un sendero de bondad. le señale caminos de justicia y rectitud, le indique los senderos de la verdadera salvación y liberación. Dios, atento a esa necesidad. en la «plenitud de los tiempos» (Hebreos) dio su respuesta personificán-
dose en Cristo quien definitivamente se convirtió en salvación, en camino nuevo, en norma moral auténtica. Cristo cumplió con su co¬metido y el mundo sigue su camino y la necesidad sigue en pie. Hoy el mundo necesita de gente que muestre los caminos ya trazados. los caminos ya recorridos. ya experimentados en su eficacia de salva¬ción, los caminos verdaderos y sencillos de la liberación en el com¬promiso del amor.
Somos profetas para nuestro tiempo
Nuestro tiempo espera una respuesta y fija su mirada en nosotros, en los que decimos ser creyentes y cristianos. Volvemos nosotros a ser profetas para estos tiempos, en nombre del Señor.
¿Quién es un profeta? Es aquella persona que responde a una lla¬muda misteriosa de Dios para ser voz r.ueva. indicadora de salvación. Un ser elegido.
¿Cómo se nos pide ser profetas? Con el ejemplo y la palabra; con la denuncia del mal y el anuncio de la salvación.
¿.Cuándo debemos ser profetas? Siempre. de tiempo completo y en todo lugar y circunstancia se nos pide que anunciemos corno camino
de salvación que la vida. hoy tan maltratada, vale, tiene sentido. que hay que respetarla; que la vida es un derecho para vivirlo con hones¬tidad y dignidad.
Que el amor es lo que tenemos que seguir; que abandonemos todo esfuerzo por construir elementos de destrucción; que no es amor inventar medios para destruir al otro, que es hermano.
Que luchemos para que la paz finaimente impere entre las per¬sonas y los pueblos. Una paz basada en el diálogo, en la búsqueda del bien común.
Debemos anunciar la vigencia de los verdaderos valores que deben regir nuestra vida; que todavía vale la obediencia de los hijos; que todavía es lindo ser puros, inmaculados; que debemos ser respon¬sables en el trabajo, en el estudio; que el respeto es algo que mana ele corazones limpios, honestos y llenos ele amor; que la diversión y la fiesta no es un escape sino una expresión de alegría y de vida; que Dios no es ajeno a la vida del hombre, que es compañero, que es algo «esencial y no un estorbo.
El profeta debe estar despojado del miedo, debe sentirse «plaza fuerte», «columna de hierro». Debe aceptar que es enviado y que el Señor está con él.

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