Lecturas dominicales / P. Hugo Cisneros C.

Columnistas, Opinión


FIESTA DE LA ASCENSIÓN DE JESÚS


Es una fiesta que da termino a la presencia física de Jesús en medio de los hombres. Es un llamado para ser en todo momento y siempre “hombres de altura”.

Primera lectura. Hch 1, 1-11

            El tiempo de resurrección termina con la Ascensión y Pentecostés; estos tres acontecimientos expresan el mismo misterio cristiano.

            Por lo tanto, esta primera lectura de los Hechos no sólo da cuenta del hecho de la Ascensión, sino de toda la actividad pascual de Cristo entre los discípulos.

            Pongan atención a las últimas palabras “¿Por qué se quedan ahí parados mirando al cielo?”. La Ascensión no es una llamada a la evasión, sino a trabajar por el Reino.

Segunda lectura. Ef 1, 17-23

            Lo que S. Pablo está diciendo hoy es que la Ascensión es la última etapa de la glorificación de Cristo después de su muerte. La Ascensión es también un símbolo de Jesús que se establece para siempre como Señor de toda creatura.

            Pero una vez más, su señorío no es a la manera del mundo, sino a la manera de un libertador confiable.

Tercera lectura. Mt 28, 16-20

            En el momento de su Ascensión Jesús no sólo habló sobre el cielo y la vida futura, y de seguirlo a él al cielo después de la muerte.

            Jesús habló igualmente sobre la tierra y sobre la responsabilidad de todo discípulo de llevar el Reino de los cielos a este mundo.

            La gloria de la Ascensión al cielo es una llamada para todos, pero como última etapa de una vida de acuerdo con esta llamada. El cielo de cada hombre se prepara y de alguna manera se anticipa en este mundo. Esto es lo que quiere decir la predicación y promoción del Evangelio del Reino, aquí y ahora.

            No debe entonces sorprendernos que el acontecimiento de la Ascensión del Señor sea también el acontecimiento del comienzo de la misión de la Iglesia en el mundo entero: “Vayan y hagan discípulos en todas las naciones” … y así en adelante. Algunos discípulos deseaban seguir contemplando a Jesús en el cielo, pero Jesús los envía de vuelta a trabajar pro el bien de los demás.

            En el cristianismo, contemplación y oración, apostolado y compromiso, van siempre juntos.

Tomado de “La Palabra del Domingo”

Segundo Galilea. (O)

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