La urgente reforma migratoria / Ec. Mg. Diego Proaño PhD (c)

Columnistas, Opinión


En el país, se requiere con suma urgencia algunas reformas. La primera finalmente con errores de publicación y todo, se logró en el segundo intento, poner en ejecución la Ley de Simplicidad Tributaria (reforma tributaria), se aspira incentivar la producción, emprendimiento, empleo e inversión. Otra de las esperadas reformas es la laboral, para abrir nuevas modalidades de contratación, se flexibilice los tipos y tiempos de trabajo, se cumpla con los beneficios de ley y agilite una mayor oferta laboral, así reducir el subempleo y desempleo, esta reforma se ha tardado tanto que, en pocos meses cumplirá un año del inicio de diálogos y nada al respecto. La tercera reforma urgente es a la Seguridad Social, el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social IESS, entró en terapia intensiva, gracias a malas decisiones de “especialistas en el ámbito”, que lo llevaron a la descapitalización de sus fondos de salud y de pensiones, por lo que hoy requiere reformas inmediatas para garantizar la sostenibilidad en el tiempo, caso contrario estaría en riesgo las futuras prestaciones sociales a sus afiliados y jubilados.

La cuarta reforma, se refiere a la Migratoria, en virtud que las olas migratorias que han llegado al país en los últimos años, están complicando la convivencia, paz y finanzas del país. Si bien los principios de ciudadanía universal, movilidad humana y cooperación internacional, permite el mismo tratamiento y derechos a ciudadanos de otras naciones, en cuanto al acceso al sistema educativo público, seguridad ciudadana, seguridad social, oportunidades de empleo y buenas condiciones de salud pública, empero estas concesiones significan utilización de fondos públicos del gobierno central y seccionales (GAD), cesión de opciones laborales a nacionales y apertura de cupos en educación y salud a migrantes. Por ello urge tener un instrumento legal que coadyuve esta inserción ordenada, regulada y con control y así dar atención a requerimientos humanitarios, pero también tomar acciones contra quienes irrumpan normas de convivencia, moral y ética.

 La balanza de remesas, aún está a favor nuestro, se recibe al año 3.200 millones de USD por parte de migrantes ecuatorianos que envían desde el exterior a sus familiares en el país y salen 530 millones de USD de extranjeros que desde Ecuador envían a sus familiares en sus países de origen, dando un saldo de 2.670 millones de USD a favor de las finanzas del país, por cada cien dólares que llegan vía remesas, salen 17 USD. Por otra parte, el régimen ha dicho que utiliza 500 millones de USD del presupuesto del Estado para atender los requerimientos de los casi 500 mil extranjeros que han entrado el último año al país, pronto ellos formaran parte de los padrones electorales, ya son parte de la fuerza laboral (empleo adecuado, subempleo, informalidad y desempleo), requieren de salud y educación pública, de seguridad ciudadana y forman parte de la estadística de pobreza, extrema pobreza y mendicidad. Por todo ello es imperante, impostergable, se trate el proyecto de ley de movilidad humana, que está reposando y disfrutando el sueño de los justos en la Asamblea Nacional desde 2018. (O)


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