La F.F.F. nos pide paciencia/ Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión


Con paciencia se alcanza el cielo, reza un adagio popular; y si en determinadas circunstancias la paciencia resulta crucial para, por ejemplo, preservar la salud y evitar que mucha gente enferme o muera, pues mil veces bienvenida la paciencia. Es más, de las tantas lecciones aprendidas durante la pandemia, de las más importantes han sido precisamente guardarnos en casa y esperar con paciencia abrazar a nuestros seres queridos; que es preferible la paciente incomodidad de la mascarilla a contagiarnos o contagiar; que como conservar la distancia es vital, debemos con paciencia hacer colas que pueden llegar a la calle; y claro, aprendimos también a esperar pacientemente la vacuna.

Sin embargo, hay quienes al parecer ya se les acabó la paciencia y están empecinados en llevar a cabo algunos eventos de la próxima Fiesta de la Fruta y de las Flores, que, seamos sinceros, aunque con cambios, regulaciones y controles que dicen implementarían, jamás podrán garantizar el evitar aglomeraciones y/o contagios producto de la presencia de gente en esos actos.

Recordemos que nuestra Fiesta Mayor nació como resultado de la altivez y pundonor del ambateño después del terremoto de 1949, como una clara señal de actitud corajuda ante la catástrofe, como un grito revelador de que frente a las adversidades los ambateños sabemos levantarnos. Sí, nuestros antecesores nos enseñaron que con paciencia se construye una hermosa ciudad desde los escombros, y que con paciencia también se puede gestar a través de los años la mejor fiesta del país.

No desperdiciemos tantas y tan invaluables enseñanzas, ahora más que nunca no dejemos tirada la paciencia a la vera del camino por el solo capricho de ‘hacernos notar’, no permitamos que una vana excitación momentánea se lleve más vidas. Siempre será mejor soportar la áspera paciencia a la irremediable resignación de despedir a un ser querido.

Por eso, hoy que aún vivimos la desgracia de la pandemia -porque no se ha ido-, no podemos permitirnos festejar sobre la memoria de sus víctimas. Seamos pacientes y dejemos que pase la tormenta, y en un año, con toda seguridad, otra vez volveremos a renacer como el Ave Fénix con una Fiesta aún mucho más esplendorosa, exactamente con la misma razón y esencia que dio luz a la Fiesta de la Fruta y de las Flores de hace 70 años: celebrando a lo grande al Altivo Ambateño quien después de cualquier dificultad siempre sale avante. (O)

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