La cultura de paz base de la  vida personal

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Tres delitos de lesa humanidad tuvieron sentencia en Guatemala porque se consideró que la víctima como protagonista principal del caso antes que a la norma, reveló con alegría  Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz. (Foto El Heraldo)

La cultura de paz no debe ser teoría con grandes ideas, sino tangible para toda la humanidad y no sectorialmente; es decir, es la forma de vida o conducta diaria de cada individuo. “No se puede esperar que el vecino sea pacífico, sino yo debo serlo en cualquier lugar”, manifestó Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz, durante su disertación en la Pucesa, ayer.

El Ecuador requiere fortalecer la investigación académica pero reflexionando respecto a qué tipo de indagación necesita el país y qué búsquedas deben ofrecer las universidades, sostuvo Fernando Ponce, rector de la Universidad Católica del Ecuador (PUCE), en el marco del  III Congreso Internacional de Ciencia, Sociedad e Investigación Universitaria.

La explicación funcional del programa estuvo a cargo de Osmany Pérez, coordinador de investigación y presidente del Congreso. Diego Jiménez, director académico, hizo la presentación de Rigoberta Menchú.

“Como activista social recorrí las comunidades, levantando esperanzas, captando inquietudes y haciendo posible que los jóvenes de mi generación no fueran a la guerra y tengan criterio para no cumplir una orden para matar a otra persona. Esta es la ciencia para la vida y no sólo la ciencia que va para la mente humana”, indicó la guatemalteca.

La mujer que le dio otra mirada sensible al mundo, añadió que le tocó vivir en el tiempo del conflicto armado de Guatemala donde se cometió genocidio y delitos de lesa humanidad. “Son 50 mil desaparecidos y entre ellos está mi madre. Mi lucha es porque la desaparición forzada se convierta en delito de lesa humanidad y ver quién procesa esos delitos y bajo qué procesos legales. Sigo buscando a mi madre”, acotó.

Aconsejó a los jóvenes investigadores que no carguen el esquema pesado de libros para hacer la indagación, sino que observen más detenidamente y agudicen los oídos para que escuchen a los protagonistas que aún no han hablado.(I)

 

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