LA CIENCIA AL SERVICIO DE LA POLÍTICA / Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión

¿Se ha preguntado si la ciencia será capaz algún día de permitirnos ‘ver y leer’ los pensamientos de las personas? Yo sí y francamente siempre pensé que no era más que pura ficción verniana y que si llegaba a suceder, solo tal vez, sería después de muchos muchos años. Debo informarle, absorto y todavía con mi mandíbula sin poder cerrarla del todo, que ya se lo está haciendo.

Michio Kaku, físico estadounidense de origen japonés y gran divulgador científico así lo afirma en su libro La física del futuro. Claro que estos experimentos aún se encuentran en fases iniciales, consecuentemente no es que si alguien está pensando en un perro el monitor va a reflejar fielmente al can en pantalla. Sí se ha logrado, sin embargo, escanear algo que podría considerarse una imagen lumínica previamente descodificada por Resonancia Magnética (RM). En otras palabras, ya se ha conseguido identificar ciertas ‘señales de luz’ de los pensamientos que según Kaku en algunas décadas más seguramente podrán ser transformadas en imágenes inequívocas y de gran resolución. Increíble.

En consonancia con la experimentación en la lectura de pensamientos, lo que sí ya está muy avanzado es una máquina de RM bastante más potente y sofisticada que las actuales que permitirá detectar mentiras con un 100% de efectividad. Debo admitir que esto suena más lógico. Hay que anotar que los aparatos actuales no detectan mentiras como tal sino que son simples medidores de tensión -como el aumento de la sudoración y la aceleración del ritmo cardíaco- lo cual las hace poco fiables; en cambio, la RM en teoría sí detectaría mentiras porque mediría específica y exhaustivamente ese tipo de actividad cerebral usando un procedimiento similar al que se realiza para leer el pensamiento. Ahora mismo ya existen al menos dos empresas comerciales que ofrecen este tipo de detectores y afirman que su tasa de aciertos es del 90%. En Estados Unidos y la India ya los usan.

Lamento sinceramente que este par de dispositivos todavía no estén a nuestro alcance porque me encantaría que a diario y en orden de lista sean sometidos a ellos cada uno de los asambleístas y toda la clase política. ¿Se imagina leerles la mente y aplicarles un detector de mentiras infalible? Ciertamente en el caso de los legisladores, la cantidad de dedos de mi mano serían demasiados para contar los que queden limpios de culpa.

Ah, pero eso sí, los correístas de entrada se negarían porque eso ‘violentaría sus derechos de intimidad’; como estarles oyendo. Sinvergüenzas.

No obstante, si algún día se da, la ciencia habrá realizado un gran servicio a la depuración de la política, además de limpiar también el sarro que obstruye el sentido común de algunos ecuatorianos.

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