La cara oscura del Renacimiento: Mona Lisa y su marido traficante de esclavos

Interculturalidad
Y al contemplar este cuadro en abstracto o «La última cena» el espectador se olvida de la otra faceta de la carrera profesional de Leonardo da Vinci, indica. (Foto as.com)

Madrid, (EFE).- Pocos conocen que Mona Lisa, la más enigmática sonrisa de la historia del arte, estuvo casada con un traficante de esclavos y este caso es uno de los ejemplos que la historiadora Catherine Fletcher pone para destacar la cara oscura del Renacimiento, una época de luces, pero también de muchas sombras.

«La belleza y el terror» es el título del último libro de Fletcher, historiadora británica especializada en el Renacimiento y la Europa moderna temprana, en el que expone una historia alternativa de esta época y explica cómo muchos de los artistas y pensadores más célebres surgieron en una época dominada por las luchas de poder y guerras salvajes que se extendían por la Europa del siglo XVI.

«Cuando escribía sobre las guerras italianas pensaba cómo ese arte tan maravilloso que vemos en esas galerías surgieron en una zona de guerra e intenté coger ese arte que vemos de una forma abstracta y volver a colocarlas en un mundo más real y ver cómo los artistas vivieron esos momentos», dice la autora en una entrevista con Efe.

Era una época en la que había una competencia tremenda entre los príncipes italianos con grandes poderes y no solo en la guerra, pues no se enfrentaban solo en los campos de batalla, sino también en el de la cultura, para tener los mejores artistas, los mejores palacios: la guerra genera ingresos para los ganadores y los que tienen éxito tienen dinero para comprar arte, señala Fletcher.

La Mona Lisa o La Gioconda, el retrato de Lisa Gherardini, esposa de Francesco del Giocondo, obra de Leonardo da Vinci, «es muy buen ejemplo de cómo ese lado oscuro del Renacimiento siempre va de la mano de estas obras de arte».

Una historia que, recuerda, salió a la luz hace unos años y le fascinó «ver lo vinculadas que estaban algunas obras en el mundo de imperios que crecían y con la explotación». Porque su marido tenía relaciones comerciales en Lisboa, Madeira y otras zonas e importaba bienes, pero también traficaba con personas que llevaba a Florencia para que trabajaran como esclavos, señala Fletcher. (I)

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