Jinetes demostraron destrezas en honor a la Virgen

Interculturalidad
La Niña María de Jerusalén está pintada en una pequeña piedra casi cuadrada que reposa en el altar mayor de la Basílica que lleva su nombre. (Foto archivo El Heraldo)
 

Anualmente la devoción a la Virgen María llama a los feligreses a manifestar su amor de varias formas. Los jinetes montados a caballos no sólo proyectaron el dominio del animal sino que además, evidenciaron el profundo respeto ante tan especial Reina del Cielo.

Es el caso de la Niña María de Jerusalén, que hasta el año pasado tuvo masivas expresiones de fe durante el recorrido que realizaron los devotos, siendo uno de ellos los propietarios de caballos conocidos como ‘chagras’, quienes bien ataviados mostraron la grandeza del hombre de campo, sus costumbres, tradiciones y convicción en la protección divina. 

Este acto se dio en la parroquia de San Miguelito de Píllaro donde se tejen historias, tradiciones, trabajo y arraigada espiritualidad.

La patrona celestial es pequeña y yace en el altar mayor en el interior de la Basílica Niña María de Jerusalén. Se conoce que en 1.844 la aparición de la Madre de Jesús fue en una gruta ubicada a dos kilómetros del centro de la parroquia; es decir, hace 176 años.

Los romeriantes solían caminar por los senderos donde visualizaban en el trayecto la magnífica vegetación y hogar de variedad de aves y animales propios de la zona y donde además era divisible el imponente valle de Quillán; como también, el río Culapachán.

Los devotos solían desarrollar dos peregrinaciones cada año; la primera en mayo y la otra es un sábado antes de la fiesta del ocho de septiembre que es en homenaje a la Niña María de Jerusalén, donde acostumbraba celebrar la misa la autoridad eclesiástica de la Diócesis de Ambato. 


Actualmente las calles están sin la presencia de los miles de fieles que solían estar presentes en la romería, pero en cambio, está la tecnología que une la fe y la esperanza de días mejores; así como, el Santuario, donde la Niña María de Jerusalén espera paciente a sus hijos. (I)

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