Indagando el futuro / Jaime Guevara Sánchez

Columnistas, Opinión

El futuro que pronosticaban las gitanas que de tiempo en tiempo venían por nuestros pagos, ha ido tomando un nuevo rumbo moderno, rumbo científico por todos los sucesos cósmicos que van presentándose en las últimas décadas. Un ejemplo que parece muy sencillo: “los solazos” de estos días que los entendidos aconsejan protegernos para evitar quemaduras que podrían degenerar en cáncer. El exagerado cambio climático es sentido por todos, gente ilustrada o no. Los expertos acusan a los países cuyos reactores nucleares arrojan al espacio una humareda nuclear que ha forzado el calentamiento global. 

Los mortales comunes no podemos predecir el futuro, pero si sabemos que, en la lucha del hombre contra estas realidades negativas, la imaginación es su arma, aunque durante el lapso de nuestra vida las dudas son más grandes que nuestros problemas. ‘pero hay que seguir inquiriendo, no queda otro camino. 

Darwin escribió que había animales domesticados y animales salvajes. Según Darwin, el hombre es un animal salvaje, y que será necesario una evolución de cinco millones de años para domesticarlo. Como ejercicio mental rebajémosle un millón de arlos. Si consideramos a Darwin -y otros científicos modernos-, esos millones de años nos ubicarían más o menos por la segunda mitad del siglo 12, camino a la domesticación del hombre. 

Sigamos con los científicos. Afirman que habrá una materia de estudios denominada Ingeniería Biológica del Ser Humano. El secrete de la materia de la vida ya será extractado de la naturaleza. Habrá toda clase de programas para cambiar los genes y los cromosomas con la esperanza de mejorar al ser humano. 

Hasta aquí, se podría decir que podemos aprender siempre que las ciencias nos equipen adecuadamente. Sin embargo, la ciencia no puede guiarnos. La ciencia puede iluminar nuestros pasos hasta las estrellas más lejanas, pero dejar nuestro corazón en la oscuridad. 

Exploraremos otros planetas del espacio y construiremos colonias en alguno de ellos. Pero todavía no tendremos éxito en la exploración de los continentes internos del mismo ser humano. 

Lo que podremos hacer, en palabras del gran poeta griego Lindar será: “Agotar los límites de lo posible.” Y.… todo es posible. o ¿no?

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