Hablando de economía / Jaime Guevara Sánchez

Columnistas, Opinión

En conferencia dictada por el Dr. Michael Lawrence profesor de la Universidad de Texas trato varios puntos importantes de la economía que lamentablemente van considerándose como algo ligero en la sociedad de hoy.

John Neville Keynes, padre del renombrado John Maynard Keynes, escribió: «…la gente piensa en sí misma y cree que es competente para razonar sobre los complejos problemas económicos sin tener preparación científica, esencial en otras ramas de la investigación.»

La tentación de discutir cuestiones económicas sin ningún adecuado estudio es mayor porque sus circunstancias ejercen fuerte influencia sobre los intereses materiales del hombre.

Pocos hombres son suficientemente presuntuosos para disputar con el químico sobre puntos conectados con los estudios y trabajos de su vida. Sin embargo, cualquier individuo que pueda leer y escribir se siente libre de formular y sostener opiniones de su propia cosecha sobre comercio y dinero.

Las publicaciones de economía de cada año abarcan trabajos concebidos bajo verdadero espíritu científico. Pero también hay publicaciones que exhiben inopia común sobre la historia de la economía, flagrante desdén por las condiciones de la investigación. Es como si la astrología fuese tratada lado a lado con la astronomía, o la alquimia con la química.

No hay solución única, satisfactoria, presentada en una propuesta económica. Un cuerpo de economías positivas aplicables a problemas específicos es posible que produzca predicciones confiables, consecuencias de cambio. Hay expertos en economía positiva.

Se presentan puntos diferentes sobre la conveniencia de políticas gubernamentales que a menudo reflejan credos dispares sobre desenlace de las políticas—conclusiones de economía positiva- antes que diferencia de valores.

No es un simple asunto de prueba de tintes por la cual un ciudadano puede decidir quién es experto y quien es charlatán; sin embargo, aunque el paciente por su propia condición de salud, es débil para escoger un galeno, no hay alternativa en una sociedad libre.

En el amor y en la economía se puede evitar todo, todo, menos las consecuencias. (O)

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