Grecia al sótano / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

En prestigiosas universidades estadounidenses están desapareciendo los programas de estudios clásicos de las facultades de humanidades para que los estudiantes no se contaminen con el machismo helénico y tampoco aprecien los valores de la supremacía blanca. En pocos casos, están dejando de existir por falta de financiamiento. 


Es equivocada la creencia que en la Grecia clásica las mujeres no tuvieron un rol protagónico.  La guerra de Troya tuvo como detonante a una reina, Helena. Ella abandonó a su marido griego, Menelao, para unirse al príncipe troyano, Alejandro. Menelao aglutinó a las fuerzas griegas para ocupar Troya y llevarse de vuelta a su esposa. Fue una guerra larga, alrededor de una mujer que tomó una decisión valiente. El joven Alejandro, por su parte, atrajo a Elena gracias a los presagios de las diosas, como Afrodita. El elemento femenino es central en la guerra de Troya.


En la Odisea de Homero, la mujer también ocupa un lugar central con Penélope, esposa de Ulises, a quien le espera en medio del acoso de los ambiciosos por desposarla. Las diosas tienen una presencia recurrente sobre toda en el largo retorno de Ulises hacia Itaca donde le espera su esposa. Los reyes con los que se encuentra Ulises en diferentes islas no gobiernan solos sino con sus esposas. Ellas opinan y, a veces, deciden el destino de sus pueblos.


Lo que está ocurriendo en esas universidades estadounidenses es un mal síntoma. Demuestra le necedad de los que quieren olvidar el pasado sobre el que se ha construido la civilización. 


Hasta hace algunos años los jóvenes de colegios religiosos no sólo aprendían latín sino griego. Recuerdo con satisfacción las anécdotas que me contaba mi padre su aprendizaje de latin y griego. Nunca olvidó el latin. En cambio, el griego, por lo dificil, me dijo que lo olvidó pronto. Ahora se las considera lenguas muertas. 
Abandonar el estudio de la Grecia clásica significa privarse de valioso conocimiento.  (O)

os no sólo aprendían latín sino griego. Recuerdo con satisfacción las anécdotas que me contaba mi padre su aprendizaje de latin y griego. Nunca olvidó el latin. En cambio, el griego, por lo dificil, me dijo que lo olvidó pronto. Ahora se las considera lenguas muertas. 
Abandonar el estudio de la Grecia clásica significa privarse de valioso conocimiento.  (O)

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