Fragmentados / Mauricio Calle Naranjo

Columnistas, Opinión

El panorama político en el país demuestra la fragmentación de todos los poderes del estado y de la sociedad civil. Aunque en discurso todos apuntan al anhelado “desarrollo económico y equidad social”, objetivos macros y debilitados en la subjetividad de la actual demagogia, no solo de voceros oficiales sino de líderes sindicales que se han perpetuado en el poder con ideologías desenfocadas en los tiempos contemporáneos y sesgados para el beneficio de unos pocos.

Los últimos casos de corrupción en la política han dejado a la ciudadanía perpleja y sin fe en sus autoridades, que se prestan más a la farándula que a proponer soluciones integrales y factibles para el pueblo.

Estos últimos meses las ciudades viven en la zozobra y aterrorizadas del crimen que se ha desplegado en todo el territorio nacional. A vista y paciencia de las instituciones con competencias para actuar, sin embargo, la delincuencia y los sicarios se pasean atemorizando a la gente de bien.

“Estamos habituados a la tormenta, ¿qué trampa es ésta?  (V. Mayakovski). Ecuador en diferentes momentos de su historia ha atravesado diversos problemas políticos, sociales y desastres naturales, pero gracias a la voluntad y altivez ciudadana se ha levantado de cada desgracia. Más ahora el país está sometido bajo un nuevo “poder” del crimen organizado que se maneja estrechamente con los grupos dominantes tradicionales, realizando alianzas estratégicas e inmiscuyéndose en temas políticos y la economía.

Localmente la problemática política y social guarda interrelación con similares eventos acontecidos en varios países de América, por este motivo urge un análisis de la evolución de la sociedad ecuatoriana y una introspección ciudadana, ya que, si seguimos divididos y convencidos de luchas egoístas, Ecuador será fácil presa de las mafias que siguen ganando terreno y manejando los hilos del poder. (O)

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