«Feminismo» / Mirian Delgado Palma

Columnistas, Opinión

La historia relata que la mujer durante siglos ha vivido dentro de un sistema patriarcal, cuyo poder era ejercido exclusivamente por el hombre y las decisiones eran de su exclusividad. La mujer se desenvolvía en un ambiente arrastrado por las costumbres ancestrales y culturales de la sociedad y la época; traducidas en la sumisión, obediencia, anonimato, sin derechos como seres humanos.

Estos atropellos que la mujer ha venido soportando a lo largo de su vida, provocó en ella sentimientos de revelación, protesta y un alto a la denigración y falta de respeto a su dignidad. Esta discriminación constituyó la principal motivación y fuerza impulsora de la presencia de la mujer en los movimientos sociales. Y es así como nace “el feminismo”.

El feminismo es la doctrina social favorable a la mujer. La palabra proviene del latín fémina, que significa ‘mujer’, y se compone con el sufijo “-ismo”, que denota ‘doctrina’ o ‘movimiento’. Se trata de un movimiento que exige que hombres y mujeres tengan los mismos derechos. A partir del siglo XX el feminismo es evidente en las sociedades occidentales. La mujer se organiza en movimientos de mujeres en procura de encontrar formas de convivencia saludables en la sociedad, en términos de equidad y justicia.
El llamado “feminismo” ha significado la penetración de la mujer en la historia cuya actividad estuvo orientada a erradicar formas de vida de corte machista y privilegios concedidos únicamente al hombre. La lucha feminista orienta su accionar a lograr la transformación de las relaciones de dominio por clase, género y etnia.

La voz de los movimientos feministas tuvieron un largo alcance y eco principalmente en organismos mundiales como la Organización de las Naciones Unidas ONU, desde su establecimiento en la Carta de 1945, en la que se establece la igualdad de los derechos del hombre y la mujer; proclamándolo en múltiples documentos, tales como “La declaración de los derechos humanos en 1948; y, “La Convención de la eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer en 1980, entre otros”.

En 1972 por resolución 3010 (XXVIII) se declaró a 1975, “Año Internacional de la Mujer”, promoviendo en la Región Americana y en todos los países del mundo: “la igualdad, el desarrollo y la paz”; haciendo hincapié no solo en los derechos de la mujer; sino también, en la utilización de su capacidad y talento para el progreso de la sociedad.

El procesos de reivindicación de los derechos de la mujer ha sido lento, pero exitoso. Hoy la mujer ostenta cargos de decisión en las funciones políticas, económicas, sociales, culturales y militares por su probada capacidad e idoneidad para administrar con sabiduría y justicia; sin que haya dejado de lado cualidades innatas de su condición de femenina en las que prevalezcan la razón y el corazón.

Lo importante, es no perder la esencia de nuestro interior con que Dios nos diferenció del hombre, modelando nuestro corazón y mente, con las virtudes más exquisitas que adornan a la mujer y que le hacen un ser único. Somos la sinfonía de la paz y el amor que el ser humano necesita para sosegar el alma. Dios en su excelsa sabiduría buscó un equilibrio perfecto entre hombre y mujer. (O)

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