Fauna urbana / Editorial

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Es positivo que los municipios se preocupen de la situación de los animales domésticos, especialmente para generar una cultura de respeto a las mascotas. Lo que se contempla sobre ello en la ordenanza recientemente aprobada, es plausible. Lo actuado por los concejales y la alcaldesa en este punto es motivo de reconocimiento.

Sin embargo, conviene tener en cuenta, en primer lugar, la situación de las mascotas en las zonas urbanas medias y altas, donde se han generalizado los cuidados especiales a los animales de compañía, de lo que ocurre en las zonas urbanas deprimidas y, por lo general, en las zonas rurales, donde acompañan a sus dueños en la protección de las casas y hogares. La ordenanza no hace una distinción precisa de esas diferentes condiciones.

En segundo lugar, el establecimiento de multas exhorbitantes, impagables para las clases medias y bajas, por infracciones administrativas menores, constituye un despropósito. Fue oportuna la intervención de la primera autoridad municipal para evitar tales excesos. (O)

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