Experimento Psicológico sobre la OBEDIENCIA/ Psicóloga Clínica Alejandra Sanchez

Columnistas, Opinión


¿Hasta qué punto un ser humano está dispuesto a cometer crímenes e ir en contra de sus propios valores y consciencia, a fin de obedecer a la autoridad? Esta es una pregunta que los académicos se han hecho durante muchos años, especialmente, después de los crímenes masivos contra la humanidad que han existido, como los campos de exterminio nazis.

Stanley Milgram, probó con éxito la obediencia a la autoridad a través de sus experimentos en la Universidad de Yale. La dinámica de uno de sus experimentos fue la siguiente: se reclutaron cientos de voluntarios para un estudio que supuestamente iba a medir la memoria y el aprendizaje.

Para la investigación, se necesitaron tres roles: investigador (figura de autoridad), maestro y alumno. A los voluntarios se les asignó, mediante un falso sorteo el papel de maestro, mientras que el papel del alumno siempre sería asignado a un cómplice de Milgram. El maestro fue separado del alumno por un módulo conjunto y los alumnos fueron conectados a una especie de silla eléctrica. El trabajo del maestro era castigar al alumno con diferentes descargas eléctricas cada vez que cometía un error en la respuesta, la magnitud de la descarga podía ser de 300 a 450 voltios. Además, el investigador les explicó a los voluntarios que las descargar podían causar mucho dolor. Evidentemente, el alumno nunca recibió descargas, sin embargo, para brindar realismo al estudio, luego de presionar el interruptor de descarga eléctrica, se activaba un sonido grabado con lamentos y gritos de dolor extremo. Si el maestro se negaba a continuar con las descargas, se instruía al investigador para que le pidiera al maestro que continuara con las descargas y respondiendo con persuasión: “continúe por favor”, “continúe por favor”, “la experiencia necesita que usted continúe”. Continuar”, “No tienes opción, debes continuar.

Los resultados indicaron que el 65% de los participantes utilizaron el máximo de descargas eléctricas, a pesar de escuchar y conocer el sufrimiento del estudiante.

Mediante este experimento, se puede concluir que las personas están dispuestas a obedecer a una autoridad superior, aunque fueran órdenes crueles, hasta el punto de despojarse de sus principios y valores.

Deja una respuesta