Escenarios post electorales / Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión

/Primer escenario: Oscar, es un empresario que va a votar el domingo por Aráuz; lo hará porque sabe que con este candidato y no con el otro volverá a facturar grandes sumas de dinero gracias a negociados y amarres. Rosa, una mujer pobre del campo lo hará por Lasso porque está cansada de tanto robo y mentira del otro candidato y sobre todo porque sabe que mañana sus hijos tendrán un mejor futuro. Triunfa Aráuz, y desde luego que Oscar se faja, pero Rosa en unos años tendrá que ver marcharse a sus hijos a otras tierras. Aquí, como vemos, gana sólo un selectísimo grupo de “sociolistos”, mientras que 17 millones de ecuatorianos pierden.

Segundo escenario: Lo mismo, pero triunfa Lasso. En este caso Oscar sabe que si quiere participar del Estado tendrá que hacerlo limpia y honestamente, sabe que la chance de entrar a dedo se acabó, pero sabe también que puede seguir ganando dinero haciendo las cosas correctamente. Rosa verá cómo su parcela nuevamente producirá ganancias en el mercado, su economía mejorará y sus hijos irán consiguiendo empleo. Acá ganamos todos, sin duda.

Tercer escenario: Oscar, un honesto empresario va a votar el domingo por Lasso; lo hará simplemente porque sabe que con este candidato y no con el otro la economía del país va a crecer y con ella también su negocio. Rosa, una mujer pobre del campo lo hará por Aráuz porque ‘cree’ que con Correa estuvieron mejor, pero -no sabe o no entiende- que el aparente despunte social en aquella época fue a costa de un criminal endeudamiento y despilfarro que destruyó económica y socialmente al país. Triunfa Lasso, y Oscar efectivamente mejorará los ingresos de sus empresas ya sea que trabaje o no con el Estado. Rosa probablemente seguirá sin entender por qué a pesar de la derrota de su candidato ella y su familia son aún más prósperos. En este, al igual que en el caso anterior, también gana el Ecuador entero.

Cuarto escenario: Lo mismo que el anterior, pero triunfa Aráuz. Aquí Oscar sabe que tendrá que esperar con suma cautela los primeros meses de administración correísta: si hay claros indicios de venezualización, tendrá que empezar a planificar la salida de sus empresas del país. Rosa en cambio, disfrutará su idílico triunfo unos meses, tal vez un par de años, pero luego no tendrá más remedio que salir junto con sus hijos a pedir limosna en los semáforos o más temprano que tarde unirse a la diáspora ecuatoriana. En este caso, al igual que en el primero perdemos todos: Oscar, Rosa y 17 millones más, a excepción, claro, de la cúpula política del Socialismo del Siglo XXI.

Así están las cosas, no hay dónde perderse. Piense bien su voto este domingo. (O)

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