Entendiendo nuestro electromagnetismo / Kléver Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión

Como la vida es una metáfora,una analogía de sí misma, ahora cabe hacer una fantástica semejanza entre los componentes habituales de un sistema eléctrico artificial y el del cuerpo humano desde el punto de vista de la Medicina Tradicional China. La energía electromagnética es el combustible del cuerpo físico, los meridianos son los “cables” por donde circula ésta, dichos “cables” forman una “red eléctrica” que alcanza todo el cuerpo.  Los vasos o meridianos extraordinarios son los condensadores que regulan la corriente del circuito. Finalmente, los órganos internos son los componentes como resistencias y bovinas, que modulan el tipo de fuerza electromagnética a partir de sus propiedades iniciales más indeterminadas. Habría que añadir que el cuerpo también dispone de toma de tierra. Esta se inicia a nivel del periné (base de la próstata) o en el punto medio vertebral a la altura de los riñones, y recorre ambas piernas a través del meridiano del riñón, pasando por las rodillas (donde se almacena la energía condensada sobrante), llegando a la planta del pie (inicio del canal de riñón). Si la toma de tierra no funciona, la persona tendrá tendencia a ser nerviosa por acumulación de energía en los otros puntos.

Los distintos órganos y sus meridianos manejan energías con distinta longitud de onda, distinta dirección de flujo y biopolaridad, determinando la intensidad del campo, además de relacionarse a través de su elemento con otros factores como tipo de emoción, color, sabor y momento del día de dominancia. Los meridianos actúan regulando el flujo a los órganos internos para que la circulación sea uniforme, evitando que éstos se “quemen” durante la juventud o se descarguen durante la vejez. Por esta razón, el dominio sobre los meridianos es vital en el control de la energía del cuerpo, con todas las ventajas que ello conlleva. El flujo y la transmisión de la energía precisa de dos factores: alta conductividad y baja resistencia, de lo contrario, el cable se “funde”. El tejido por el que se transmite la energía es la fascia de tejido conjuntivo que se extiende a través de todo el cuerpo llegando a todas las células. Existe por lo tanto una gran relación entre los meridianos y el tejido conjuntivo. Este tejido consiste en una fina estructura reticular cristalina que cuando se comprime, es capaz de generar señales bioeléctricas y esto fundamenta la efectividad de los ejercicios de chi gong, tai chi, etc. Este mismo efecto es aún más acentuado al comprimir en redes electromagnéticas más internas, ya que tiene propiedades piezoeléctricas al igual que el cuarzo (cuando se comprime genera energía eléctrica proporcionalmente a la presión). Para que el tejido conjuntivo pueda transmitir la energía se necesita que el cuerpo esté relajado, cosa que es imposible si los músculos están tensos, por eso en los ejercicios energéticos se utilizan los tendones y no los músculos, por sus propiedades de almacenar la energía gracias a su contractibilidad. La meditación y la respiración abren los canales. La composición molecular de la fascia determina la resistencia del flujo energético. La grasa es un tejido con alta resistencia, y si el porcentaje de grasa es alto, como en la mayoría de nuestra población occidental, la energía no circula con fluidez, y esa es la razón de que parte del programa de recuperación de la salud bio-psicológica se es un régimen nutricional sano, el ejercicio como remedio gratuito e infalible, masajes y Acupuntura que regula y restaura este flujo eléctrico.  (O)

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