El seguro social se desangra / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión


“Debemos evitar que el Seguro Social siga desangrándose. Hay que desterrar la ineficiencia, el abuso, la corrupción”.

Esta declaración del presidente del Consejo Directivo del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS), Paúl Granda, data del 9 de enero de 2019. El funcionario, en aquella comparecencia inculpó al gobierno anterior de la pérdida de liquidez del Fondo de Pensiones debido a la supresión del aporte estatal del 40%, entre el 2015 y el 2018; y también señaló que la crisis tiene como origen el cambio en el monto de aportaciones, en octubre del 2015, con lo cual se disminuyó la contribución al Fondo de Pensiones y se aumentó la tasa de salud. Esto significa que el IESS está recurriendo a los ahorros para cubrir las pensiones.

En el 2020, el destino del IESS, de cara a su futuro, no presenta un giro significativo, todo lo contrario, se conoce que este año los recursos generados no serán suficientes para cubrir la atención de los jubilados ni de los afiliados, sus hijos menores de 18 años y cónyuges. El Fondo de Salud registrará un significativo quebranto, cuando los aportes de los cotizantes de todo país sumen 1.685 millones, mientras que los egresos por prestaciones de salud ascenderían a 1.985 millones. El desbalance podría ser de 300 millones aproximadamente.

Este escenario empeora cada día, entre otras cosas, como consecuencia de la deuda estatal. El retraso en el pago por prestaciones de salud suma cerca de 3.000 millones de dólares y por concepto de pensiones, Seguro Campesino, riesgos de trabajo y desempleo deberían añadirse unos 2.000 millones más. Todo esto, junto con las administraciones deficientes, los escándalos de medicamentos caducados y los casos de corrupción con exfuncionarios sentenciados o prófugos, ponen en riesgo la seguridad social para los próximos años.

La solución debería empezar con la inmediata puesta al día de parte del Estado, mas resulta inútil pedirle “peras al olmo”. Como sucede generalmente, la débil economía de los ciudadanos se verá afectada una vez más. La participación de los afiliados en el salvataje será directa. Ya se habla, aunque todavía en voz baja debido a la precampaña electoral, sobre la eventual subida de los años de aportaciones o del incremento de los porcentajes de contribución. Mientras tanto, el Seguro Social sigue desangrándose. (O)

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