El Sarampión  / Editorial

Editorial, Opinión

Esta terrible enfermedad  ha existido a lo largo de muchos siglos. Ha inferido daños irreparables a la salud a millares de personas de todo el mundo, sin excepción de edad, de sexo, de raza y de ninguna otra consideración. Implacable  fue su paso por los confines del universo.

El sarampión  se convirtió en una verdadera peste que, lamentablemente, tuvo incidencia en la tranquilidad de las personas,  de las  familias y de los pueblos que vieron alterada su vida.  Esta enfermedad contagiosa respondía, en gran parte, a las  precarias condiciones sanitarias en  que vivían los pueblos  del planeta, sin agua de buena calidad, sin alcantarillado, con presencia permanente de basura, de heces fecales humanas y animales  y toda clase de desperdicios.

Interminables estudios  e  investigaciones profundas desplegaron los científicos de los países desarrollados que habían alcanzado logros  para descubrir los gérmenes que originaban esta tremenda patología hasta que lograron encontrar las vacunas y los medicamentos con los cuales prevenían y curaban la enfermedad.

Con el transcurso de los años  y con la tenacidad  de autoridades de salud y de investigadores se erradicó esta enfermedad en la mayor parte del mundo. Ecuador logró esta meta con sus propios elementos y, por supuesto, por la generosa colaboración externa.

Resulta sorprendente  el brote aparecido en los últimos meses. A nuestro país ha ingresado el virus traído por una persona venezolana. La respuesta de las autoridades ha sido oportuna y positiva. Aspiramos a que se controle con toda eficiencia para evitar contagios. (O)

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