EL POPULISMO JURÍDICO / PAUL VITERI ALBÁN

Columnistas, Opinión

Cuando analizamos el populismo jurídico podemos decir que este no es más que una búsqueda de “notoriedad o popularidad” a través de la expedición o modificación de una norma jurídica, que “aunque parezca popular” terminará siempre siendo poco técnica; y, peor aún tampoco resolvería temas emergentes por los que atraviesa nuestro país como el narcotráfico, delincuencia organizada, corrupción, desempleo y violencia.  

Todo lo que afirmo, es en resumen que la lucha contra el crimen que asecha a nuestro país no se lo puede hacer a través de una propuesta como la de “sacar el ejército a las calles”, sino con una política criminal eficaz, equilibrada y especialmente razonable, sin tanto sacerdote justiciero dentro del gobierno que, en vez de ejercer sus funciones a cabalidad, se la pasan tratando de descubrir el agua tibia.

Resulta inaudito entonces, que un candidato a presidente de la República rechace en su momento que se pretenda “sacar el ejército de sus funciones”, incluso llegando a sugerir la salida de los ciudadanos a las calles para expresar su inconformidad, para después, cuando cambia el escenario político y gana las elecciones “proponer justamente lo que antes descalifico” este resultaría ser el más claro ejemplo de lo que significa el populismo jurídico.

Entonces muy lejos de estar o no de acuerdo con el cambio de forma de pensar del gobierno, la pregunta que debemos hacernos los ecuatorianos es… ¿esto va a solucionar los problemas de seguridad que nos aquejan? ,  permítanme decirles que tengo serias dudas, primero en razón de que si en la Asamblea Nacional se aprueba esta reforma constitucional “que es lo que se espera suceda”,  la aprobación de esta deberá pasar por un REFERENDO RATIFICATORIO que por cierto le terminaría costando al país más de 50 millones de dólares nuevamente.

Existen temas sustanciales que tampoco se han analizado a profundidad, el hecho de examinar “si las fuerzas armadas han cumplido a cabalidad las funciones con las que cuenta actualmente” como para anexarles o adherirles otras, pues solo basta observar si existe un eficiente y adecuado control en las fronteras, si existe o no un efectivo control en el ingreso de armas a nuestro país,  tomar en consideración el silencioso tema del tráfico de personas del que al parecer nadie del gobierno quiere hablar.

Ojalá y el presidente Guillermo Lasso se amarre el cinto del pantalón y, en vez de gastar 50 millones en algo que “resulta evidente”, invirtiera todo ese dinero en seguridad equipando adecuadamente a la policía, entregándoles condiciones adecuadas para desarrollar su delicado trabajo, depurando de sus filas a los malos elementos que por cierto también existen en el ejército. 

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