El mundo lo sabe / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión


El 11 de febrero inició una nueva la gira presidencial de tres días, esta vez a los Estados Unidos de Norteamérica.

Lenin Moreno llegó al poder cobijado por el correísmo, pero inmediatamente rompió con el eje chavista. El encuentro con Donal Trump gradúa a Moreno como exsocialista del siglo XXI, al convertirse en el octavo presidente ecuatoriano de la última era democrática en cruzar por las puertas de la Casa Blanca. El primero fue Roldós en 1979 y el último había sido Lucio Gutiérrez en febrero del 2003.

El objetivo del viaje fue revelado a través de la red social twitter por el mismo Licenciado: “El Ecuador cambió y el mundo lo sabe”. Después de diecisiete años un mandatario ecuatoriano pisa territorio estadounidense en visita oficial. Vale señalar que no es una vista de Estado, cuya definición, implica más pompa y ceremonia. El evento central fue la entrevista entre los dos mandatarios, aunque también hubo tiempo para colocar una ofrenda floral en el Cementerio Nacional de Arlington y para coincidir con la comunidad ecuatoriana migrante.

A decir del secretario de la Presidencia, Juan Roldán, la representación ecuatoriana consiguió los objetivos esperados. Los principales acuerdos harán posible plantear la inclusión de productos como el brócoli, atún en funda, flores y alcachofas en el Sistema de Preferencias Arancelarias. Además, se abre la posibilidad de crear un Centro de Inteligencia Criminal; fomentar la cooperación y capacitación en tecnología y ciberseguridad y crear la esperada Unidad Especial Anticorrupción y Lavado de Dinero.

La inclusión del Ecuador dentro la iniciativa «América Crece», otro de los logros, merece un punto aparte. Este proyecto incluye a la mayoría de países latinoamericanos, excepto Venezuela, Cuba y Nicaragua y busca frenar la presencia china en la región. EEUU está mirando con inquietud cómo durante los últimos años ha dejado de ser el principal socio comercial de Argentina, Brasil, Chile, Perú y Uruguay. Por el lado ecuatoriano, no pude verse con desaire que la mayor economía del mundo quiera invertir en el país.

El gobierno pretende recuperar viejas amistades. Al parecer poco afecta la opinión de sus antiguos partidarios, quienes interpretarán este acercamiento como una traición ideológica. La delicada situación económica del país obliga a dejar un lado los discursos populistas que sólo pueden traer aislamiento, pérdidas y más pobreza. (O)

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