El médico oriental / Kléver Silva Zaldumbide

Columnistas, Opinión

Como seres humanos tenemos curiosidad sobre quiénes somos, cuáles son nuestras fortalezas, nuestras debilidades y cómo podemos mejorar en todo aspecto y mantenernos en buenas condiciones de salud tanto mental como física. Ambicionamos conocer qué nos depara y cómo crear una buena salud y un sentimiento de bienestar para que sea lo que creemos que debería ser.
Una parte muy interesante y diametralmente opuesta a nuestro campo médico es la asociación de las ciencias humanísticas en la formación del médico tradicional oriental, entremezclan bases psicobiológicas, filosóficas y bioneroemocionales propias de oriente cuyas enseñanzas milenarias ayudan grandemente a planear estratégicamente la vida con respecto a su salud y su estabilidad emocional. Esta estrategia formativa hace que el médico oriental entienda que quien está frente a él, con dolencias físicas y emocionales, es también un ser humano y que puede ser su hermano o su padre sino él mismo, sensibilizándolo, haciéndolo entender su noble misión y su verdadera convicción, despojándolo de ambiciones malsanas, arrogancias y engreimientos que puede producirse en su ejercicio gracias a su éxito y a sus conocimientos que per se, ya le otorgan un poder sobre el resto. Más que “rezar” un “ético” juramento al momento de la graduación que rara vez aplica, convierten al médico en educador y orientador del desesperado paciente que, como todo ser pensante, analítico, reflexivo quiere y tiene el interés de saber cuál es su problema de salud y que de esa forma hasta puede ayudar al tratamiento y no salir de su consulta desinformado, desesperado y sólo con el nombre de su enfermedad en su cabeza que ni lo comprende y que buscará a su vecino o a su compadre para saber de qué se trata y que, en muchos casos, su mala comprensión hace que empeore sus síntomas.

Al tener una amplia y completa entrevista informativa-educativa proveen al paciente oriental una mejor calidad, no solo de su salud general, sino de su vida. La intención de la Medicina Tradicional China es siempre proporcionarle a cada paciente su propio enfoque personalizado de salud y longevidad de acuerdo con su tipo constitucional único, de acuerdo al diagnóstico de lengua, de pulso, microgestos, lenguaje no verbal, su historia emocional para así clasificar sus fortalezas y sus debilidades psico-fisiológicas y explorar el fondo real de su problema que actualmente se evidencia biológicamente. Toman en cuenta los cambios climáticos anómalos actuales, la frenética rutina de nuestro estilo de vida moderno que son el caldo de cultivo para una mala salud, los cambios nutricionales fruto de nuestra ocupada y apurada vida, la alimentación colmada de químicos tóxicos, transgénicos, hormonas, el sobreesfuerzo físico y emocional, drogas, cigarrillo, alcohol, libertinaje. La automedicación, la falta de ejercicio con nuestro estilo de vida sedentario, el sueño perturbado. La contaminación ambiental generalizada y la electromagnética como computadoras, celulares, televisores, microondas, antenas y más que no se toma en serio sus consecuencias. El aumento de la carga laboral y la disminución del tiempo de recreación y de ocio entre muchos otros.

Además, la medicina oriental diferencia entre una gama mucho más amplia de características humanas y personalidades denominándole tipos de constitución desarrollados por los antiguos orientales con características positivas, negativas y las enfermedades más comunes vinculadas a estos perfiles de personalidad. Con criterio holístico y conocimientos de más de 3.500 años, forma una cadena deductiva de las probables alteraciones sistémicas que puede padecer individualmente cada paciente. (O)

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