El Lama criollo / Jaime Guevara Sánchez

Columnistas, Opinión



Les presento a Elías zapatero de oficio. Hombre de corta estatura, rechoncho, calvo y ‘budista’. “Soy zapatero remendón de la vieja guardia. Nada más, nada menos,” ratifica. Desde hace algunos años escuchaba rumores sobre su práctica de budismo; pero solo hoy, hemos conversado detenidamente. Trata de convencerme de que él es, realmente, la ‘reencarnación’ número 145 de Lama Haiho.

Las sorprendentes explicaciones de Elías, sobre budismo, hacen pensar que aquello de que “los últimos serán los primeros”, representa grandes verdades de lo humano como de lo ‘otro’, lo divino. Veamos si logro interpretarlo.

El Lama Haiho murió en 1937. Desde hace más de setenta años, los monjes del monasterio Saskya han estado buscando, sin éxito, la reencarnación.

Elías afirma: “El Lama será reconocido por el hecho de andar errante por el mundo, perorando y haciendo cosas sabias de manera humilde, cosas pequeñas, por medios misteriosos. El Lama hace la voluntad de Dios sin comprender por qué.”

A través de un error incomprensible para los marchantes comunes, en el patio de maniobras del cosmos, el Lama Haito se ha reencarnado en Elías, el zapatero remendón. En mi condición de trovador de caminos, de pecador incorregible, ¿quién soy yo para contradecir la concepción de Elías?

La primera pista, iluminada, ocurrió un día que llevé un par de zapatos, ‘viables todavía’, para una reparación casi total. Elías los examinó detenidamente. Con voz preocupada, pronunció su dictamen: “No vale la pena repararlos.” No de buen talante, acepté su decisión. A renglón seguido, Elías desapareció en un cuarto interior. Yo esperé, esperé, sumamente curioso. Cuando regresó, traía mis zapatos en una funda cerrada y sellada.

A la noche, abrí la bolsa en casa. Encontré dos regalos y una nota. En cada zapato había una melcocha redonda envuelta, cuidadosamente, en papel aluminio. Y en la nota, estas palabras: “Cualquier cosa que no vale la pena hacerla, no vale la pena hacerla bien. Elías, el zapatero remendón.” Terminaba con su firma, en letra envidiable por su perfección.

Dicen que los humildes heredarán la tierra. Sinceramente creo que Elías, zapatero remendón y Lama, ya la ha heredado… hace fechas! (O)

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