El ingenio de la «sonrisa» en los negocios / John Tello Jara

Columnistas, Opinión

Desde pequeños nos indicaban que debemos ser “serios” en la vida, que las cosas tenemos que tratarlas con madurez, evitar el fanfarroneo, no ser engreídos ni petulantes; me parece bien el carácter con el cual nos educaron nuestros padres, los valores forman los principios en los que descansa nuestro bienestar.

En el mundo de los negocios, claro que debemos ser serios, manejar los negocios de forma juiciosa para evitar contratiempos, pero utilicemos un arma que por lo general la dejamos solo para eventos especiales como reuniones sociales o fiestas; “la sonrisa”, este guiño que en algunos casos lo hacemos de manera inconsciente por nuestra forma de ser, tiene un efecto devastador en el mundo de los negocios, ya que su interlocutor considera que usted tiene el control y cree que usted conoce a la perfección de lo que está hablando.

Cuán difícil es decirle NO, a una persona que sonríe, caso contrario haga la prueba en estos días cuando oferte un producto, pero le recuerdo que la sonrisa debe nacer de su corazón, desde el fondo de su alma y verá el efecto inmediato; persuada y haga que su cliente se sienta cómodo entregándole este gesto amable.

Está comprobado científicamente que las personas que sonríen, tienen un mayor grado de creatividad y saben solucionar los problemas que se presentan de manera eficiente, además proyecta lucidez y resplandor en quien lo emite, recuerde amigo empresario, los clientes siempre regresan a aquellos establecimientos donde los han tratado bien y han entregado una sonrisa.

La hacer un ejercicio en locales del centro de nuestra ciudad, las encuestas arrojaban que tan solo, en el 30% de establecimientos los vendedores sonreían, en el resto atendían “seriamente” … talvez esta sea la causa del cierre de los negocios en esta temporada?.

Un proverbio manifiesta que la sonrisa da más luz que la electricidad y cuesta menos, utilícela para romper el hielo en un inicio del diálogo con cualquier persona, en el caso de mujeres no se trata de un signo de coquetería sino de un componente de educación que se entrega a personas seleccionadas. (O)

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