El dinero no huele / Luis Fernando Torres

Columnistas, Opinión

A Tito, hijo del Emperador romano Vespasiano, por el año 70 DC,  le desagraba que su padre cobrara un impuesto a aquellos que recogían la orina de los urinarios públicos para venderla a los fabricantes de pieles y telas que la utilizaban en la limpieza de tales productos. El Emperador le pidió a su heredero que oliera una moneda de oro y, luego de ello, le dijo “Pecunia Non Olet”. En otras palabras, lo que importa es el dinero recaudado, más aún cuando no huele a orina.

El impuesto lo había establecido Nerón con el nombre de “Vectigal Urinae”, en el siglo I DC. Setenta años después, Vespasiano lo recaudó sin deducciones ni rebajas y logró, con la recaudación de otros impuestos y una inteligente gestión administrativa, sanear las finanzas romanas después de la guerra que la había llevado a la quiebra fiscal.

La Presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Días Ayuso, acaba de anunciar la eliminación de tres impuestos propios de la Comunidad y las tasas impositivas más bajas de España en otros impuestos. A diferencia de Vespasiano, la Jefe del Gobierno madrileño quiere que haya menos impuestos y que los que existen sean los más bajos del país. Le importa el dinero. Sabe que no huele. Pero está convencida que puede recaudar más con menos impuestos. Y también conoce que lo mejor es que el ciudadano se quede con más dinero para gastarlo, en lugar de entregarlo al Estado para que la burocracia lo malgaste.

En la campaña electoral presidencial se anunció la eliminación de impuestos, entre ellos, el ISD, esto es, el Impuesto a la salida de capitales. Sin embargo, el Ministro de Economía ha manifestado que no conviene su eliminación inmediata sino su reducción gradual en los próximos cuatro años, bajo la consideración que un impuesto menos, de esa importancia, tendría un impacto significativo en los ingresos estatales.

Hasta ahora parece que la filosofía tributaria de Vespasiano es la que se está practicando desde el Ministerio de Economía. Como el dinero no huele, que llegue al Fisco  desde cualquier fuente, parecería ser el credo oficial. El ISD, en el fondo, es un impuesto al ingreso de capitales, no a la salida de éstos. Manteniéndolo los dineros extranjeros no ingresan al País.

Si la filosofía tributaria de Días Ayuso se mantiene lejos del Gobierno, lo más probable es que no se logre recaudar lo esperado con los impuestos existentes.

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