El caso del payaso Tiririca / Mauricio Calle Naranjo

Columnistas, Opinión



Francisco Everardo Oliveira Silva más conocido como el “payaso Tiririca” en el año 2020 cumplió su tercer mandato en el Congreso brasileño. El objetivo de este artículo es comparar el contexto actual del electorado ecuatoriano, que según señala Jaime Durán Barba y Santiago Nieto en el libro la Política en el siglo XXI, “el pueblo reacciona en contra de lo establecido”, en este sentido, el payaso Tiririca, ganó las elecciones con mensajes que a muchos ciudadanos causó reacción y desidia, por culpa de la politiquería que ha destruido la auténtica misión de las ciencias políticas y del verdadero trabajo que supuestamente debería realizar un gobernante o representante de la sociedad civil.

El eslogan que utilizó Francisco Oliveira fue «¿Cuál es el trabajo de un diputado federal? No tengo idea de para qué sirve un diputado federal, pero si me vota averiguo y se lo cuento», también su lema fue “Vote por Tiririca porque peor imposible”. Frases como estas, disgustan a una parte de electores intelectuales y sería improbable ver a un asesor político sensato aconsejarlas. No obstante, la campaña de Oliveira lo convirtió en el segundo diputado más votado de la historia de Brasil.

Este fenómeno sociopolítico debe ser estudiado con responsabilidad, ya que la colectividad está reflejada en sus gobernantes. Aquí vale la pena hacer las siguientes preguntas: ¿la política actual es decadente al incluir a un payaso de candidato? o ¿vivimos en una población donde la humanidad está en decadencia? En Ecuador, están próximos los comicios de febrero 2023, y existen postulantes de dudoso intelecto, sin embargo, tienen un respaldo popular que no racionaliza el sufragio, pero sí siente una realidad, por lo cual apoya a un candidato con quien percibe cercanía. Es por esto que los grandes oradores han desaparecido, porque a la gente ya no le importa el discurso, y lastimosamente se deja llevar de las fotografías estrafalarias y narcisistas que postean en redes sociales a fin de ocasionar shows y escándalos. “Se puede engañar a parte del pueblo parte del tiempo, pero no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo” (Abraham Lincoln). (O)

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