Las reglas de tránsito y la vida / Editorial

Editorial

Una persona de la ciudad murió porque no se le permitió circular al vehículo en el que se transportaba el enfermo. Fue suficiente el rozamiento con otro vehículo, en una calle urbana, para que permaneciera inmovilizado el vehículo.

Ni el conductor del carro averiado ni los agentes de tránsito municipal le permitieron al conductor subirse a su vehículo para movilizar al enfermo hasta la clínica. 

Así pasaron más de una hora, hablando y reclamándose. Con el impacto se le desconectó al enfermo su acceso al oxígeno. Murió en el carro escuchando a un conductor reclamar por el pago, según se conoce, de 700 USD y a los agentes de tránsito mostrándose severos con el conductor del enfermo.

No existe ninguna regla de tránsito que le impida desplazarse al vehículo con el enfermo, después de un “rozamiento”.

A este conductor le impusieron una carga que no debía soportar y que, al final, es la causa de la muerte del enfermo.

A los agentes de tránsito deberían instruirles que no pueden dudar entre el pago de 700 USD por los daños a un vehículo y la vida de una persona. Primero está la vida. 

La Fiscalía y las autoridades municipales deben investigar un hecho irregular que, por cierto, podría llegar a tener implicaciones penales. (O)

Deja una respuesta