Depresión blanca / Psc.Cl. Msc. Phd. C. Miguel Guzmán

Columnistas, Opinión

Las calles ya han encendido sus luces, la decoración adorna cada rincón, cada casa con destellos “absurdos” que representa una competencia lumínica de cada hogar, exagerando dicho comportamiento de aquellos “iluminados” que aparentan una familia o trabajo funcional en las famosas cenas, las compras compulsivas, los enemigos secretos y tantas cosas mas inventadas para socapar nuestro psiquismo.

Hay de aquellos que les invade las tristezas en tiempos festivos, que indica el estado melancólico que afecta a algunas personas durante la temporada navideña, es un fenómeno que parece estar expandiéndose cada vez más. Los síntomas comienzan durante el período navideño y los más comunes son melancolía, astenia, fatiga psicofísica, dificultad para concentrarse, pensamientos negativos, rumiación mental.

En casos severos hay ansiedad, insomnio, llanto y una profunda tristeza. Estas son sensaciones agotadoras que pueden comprometer nuestro funcionamiento en la vida cotidiana. El consumismo y la publicidad de que en esta época del año todos son felices, puede hacerse difícil de sobrellevar, para muchas personas, pues su situación económica no es muy favorable y menos después de una pandemia que generó pérdidas de empleo, cierre de negocios, etc. En esta situación las personas pueden llegar a sentir algún tipo de exclusión o sentirse desplazados, lo cual genera tristeza, soledad, frustración y enojo.

Hay muchos factores que influyen en que una persona se deprima. Algunos de esos factores son de origen biológico, como nuestros genes, nuestra química cerebral y nuestras hormonas. Otros son de origen ambiental. Los intentos autolíticos se incrementan y la probabilidad de mejorar calidad de vida se disminuye; ¿qué hacer? Enfrentar, afrontar, una realidad que por más incómoda o dificultosa sea la situación para de esta manera encontrar alguna alternativa de solución.

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