Cuando un abrazo significa todo / Juan Diego Valdivieso Rowland

Columnistas, Opinión


Estimados lectores, hoy quiero llegar a ustedes con un mensaje de realismo, pero también de optimismo. Admito que es difícil hacerlo en medio de la crisis sanitaria por la que atraviesa Ecuador y el mundo. En este contexto ¿se han puesto a pensar en la fragilidad del ser humano? En que un abrazo, una conversación con su familia, pareja o amigos, hoy en día es un acto que pone en riesgo la vida de más personas. O que asistir a una clase, a una reunión de trabajo, a un concierto, a una conferencia, a tomar un café o a un almuerzo familiar lo sentimos como algo añorado, pero temporalmente en suspenso. Es así como este bicho -no lo llamaré por sus cinco letras y dos números- nos ha arrebatado la libertad, la tranquilidad de dar un paseo en la calle, comprar un helado y sentarse en el parque junto a los seres queridos.

Muchos han muerto por esta pandemia, sobre todo en la querida Guayaquil, a la que mando un abrazo fraterno y de unidad. Deseo que esta tragedia se solucione de la mejor manera y con la menor cantidad de víctimas. Asimismo, es cierto que a diario también muere mucha gente por otras causas (accidentes de tránsito, enfermedades catastróficas y otras razones). Por eso mi mensaje es que seamos felices con lo que tenemos, con los que nos rodean, con nuestra salud, con el aire fresco del páramo y con los alimentos que nos servimos. Es por eso que les invito a reflexionar sobre lo que de verdad importa en la vida, que en realidad es algo sencillo y lo tenemos cerca, solo que antes lo dábamos por sentado y garantizado. Estoy seguro de que saldremos golpeados de esta crisis, pero después fortalecidos como individuos, familia y sociedad. Ansío el día que pueda salir, correr y abrazar con fuerza a mis padres, a mi novia, a mis abuelos, hermanos, demás seres queridos y amigos. ¡Ánimo, Ecuador y que Dios nos ilumine!

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