Cuando no se sanciona/ Mario Fernando Barona

Columnistas, Opinión



Cuando usted, en calidad de dueño o gerente de su empresa, permite -sin sancionar- que sus empleados cometan actos de indisciplina, abuso de confianza o alguna infracción de cualquier tipo, no está siendo condescendiente o “buena gente”, a usted sus empleados lo verán como un pelele fácilmente manipulable y al que tarde o temprano se lo van a cargar mintiéndole descaradamente en la cara y/o amenazándole con involucrarlo si los delata. Así son las cosas, porque cuando el arca está abierta hasta el justo peca, dicen. Si no se pone mano dura desde el principio, se lo llevan en peso.

Ahora, traslade este ejemplo al ámbito público, que es exactamente lo que ha venido sucediendo en el Ecuador con intensidad inusitada durante las últimas décadas. Los presidentes de turno y los más altos funcionarios de Estado han permitido a ciertas mafias políticas que hagan lo que les de la gana, que roben a caudales sin que sean delatados. Allí está el problema, porque como nunca hubo una mano firme que desde el principio sancione y corrija de raíz semejantes alcances y como saben además que sus tentáculos tocaron la justicia y algunos políticos influyentes, se sienten protegidos al punto de volverse descarados y desvergonzados; tal es así, que ahora que se les está sacando los cueros al sol, que hay autoridades como la fiscal Diana Salazar, periodistas y sociedad civil que investigan y denuncian todas sus trastadas, al encararles salen más bravos y con alevosía mienten y hasta amenazan. Nosotros somos los honestos, dicen; ellos, los que nos persiguen son los corruptos.

La reacción de algunos sectores por la muerte del exprefecto del Guayas, Carlos Morales, es un claro ejemplo de los niveles de sinvergüencería que alcanzaron estas mafias, pretendiendo endosar la culpa del fallecimiento a los medios mediante la derogada figura del “linchamiento mediático”. Eso buscan esas mafias, que no se investigue, que se mantenga el status quo de permisividad para seguir robando sin ser descubiertos. Lo preocupante es que la fuerza del Estado no aparece para investigar ni mucho menos para sancionar, y quienes dan la cara son solo un grupo minúsculo de personajes que aportan con invalorables datos para iniciar investigaciones formales, pero ni así.

Estamos a las puertas del inicio de una nueva campaña política de presidenciables en el Ecuador. Ojalá el pueblo recuerde y tome en cuenta todas y cada una de las pillerías de los que pretenden asirse nuevamente del poder. Ojalá el pueblo tenga de dónde escoger y escoja bien. (O)

mariofernandobarona@gmail.com

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