Contra Corriente… / Andrea Manjarrez

Columnistas, Opinión

 

 

Al echar un vistazo por la ventana cada mañana, y observar que la vida te regala un nuevo día, tomas un espejo y te atreves, a decirte a ti mismo cuanto vales, a brindarte una sonrisa de satisfacción por las bendiciones que recibes a cada instante, las oportunidades, alegrías, experiencias enriquecedoras, que te llenan el alma y un rostro sólido, decidido, ufano quizá de las anécdotas dolorosas, confusas, complejas, que te permitieron vestirte de fortaleza ante las adversidades muy normales en el camino constante de formación personal, cultural, social, educativo, etc. Porque una persona no deja de prepararse para ser hijo, padre o madre, trabajador, estudiante, en definitiva ser humano. Hay versiones lúdicas de como ser cualquiera de estos personajes de la historia, pero quizá te enseñan a parecer, pero se debe ser no solo parecer.

Un día lo dijo un recordado catedrático, te enseñan actuar más no a sentir, comprometerse, decidirse, eso está en lo más profundo del corazón ahí donde nadie lo busca. Te preguntas por qué y para qué estás aquí, pues nada es por casualidad dicen los conocedores de la literatura motivacional, he ahí donde se explica la razón de risas y lagrimas, todo es parte de.        

La vida se explica como un ideología quimérica comprendida en aquella combinación entre física y esencia, que no tendrían un objetivo filial sin marcarse metas y propósitos definidos, debe existir un plan; si bien es cierto bajo experiencias se dice que lo que no se planea sale mucho mejor y es cierto pero siempre existe un anhelo por conseguir algo, donde nacen los sueños y el afán por cumplirlos. Conocer a los obstáculos, vienen sin ser llamados pero debes aprender a reconocerlos para impedir que trunquen tu caminar  para no viajar Contra Corriente… (O)

 

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