Confrontaciones / Mirian Delgado Palma

Columnistas, Opinión

La situación traumática en la que vive el Ecuador por más de una década constituye un reto emergente para los gobernantes de turno que busquen salidas sabias a la problemática existente. Los ecuatorianos apostamos por un verdadero cambio, por el bienestar de todos los que vivimos en este maravilloso país que representa el corazón del mundo.

Para salir de esta crisis se requiere la concertación entre gobernantes y gobernados; sin embargo, la mayor responsabilidad recae sobre los hombros de quienes detentan el poder y están llamados a ser los principales actores para llegar a planteamientos realistas y posibles que históricamente signifiquen un salto hacia el progreso y no una marcha atrás.

La estrategia social para el logro de una salida civilizada de los problemas que hoy que enfrenta el Ecuador será la de crear canales de participación y diálogo. Participación, ser parte de…, así como el de guiar y disfrutar de beneficios comunes. Diálogo como una filosofía humana que se sustente en propósitos nobles y objetivos de prosperidad.

Es lamentable la posición de ciertos líderes indígenas y específicamente del actual presidente de la CONAIE, que en su inconsciente se ha impreso la palabra “poder” con características celestiales, irresistible, dueño absoluto de la verdad, convencido de que su etnia la entregado el bastón de hacer milagros, que pone a temblar al mundo, de hacer y deshacer de las políticas gubernamentales, ¡que ridiculez! Un poco más destronarle a nuestro presidente y coronarse como monarca.

Sepa y comprenda que detrás del Señor presidente, estamos millones de ecuatorianos respaldando su “gran proyecto nacional”. Si usted se considera el más ilustrado, trabaje frontalmente por los derechos de los ecuatorianos, de sus semejantes; y, no habrá puertas y horizontes falsos y quiméricos que precipitan en el rencor, en la ilusión, o, más grave aún, en el odio, en la desesperación. Las grandes masas mareadas por falsas expectativas siempre estarán a la espera de que las soluciones lo lluevan desde lo alto.

Es una tarea de enorme magnitud que implica un corte radical con ciertas pretensiones o tendencias que posiblemente han desviado al Ecuador del verdadero camino. Se aspira que el gobierno, los partidos y los dirigentes aporten al pueblo verdaderas y reales soluciones. No permitiremos la anarquía y terrorismo como arma irracional por la conquista de poder. “Honre la dignidad que le dispensó su etnia” ¡No a las confrontaciones! (O)

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