Complicaciones existenciales / Guillermo Tapia Nicola

Columnistas, Opinión

No estoy seguro si todos o una buena parte, hemos accedido, leído o reparado en el contenido y énfasis de expresiones, sugerencias y reflexiones, de chats, tuits y entrevistas que se han sucedido, viralizado y empeñado en direccionar: nombres, tareas, requisitos y hasta metas, al mandatario electo, sin detenerse a pensar que su elección como Presidente de los ecuatorianos conlleva, expresa e implícitamente, la capacidad, delegación y mandato de gobernar -vale decir-  entre otras cosas, libremente escoger a sus más cercanos colaboradores para hacer posible que sus propuestas de campaña se cumplan.

Parecería que cada voto emitido, de esos casi cincuenta y tres por ciento nacional que lo eligió, llevaría aparejada una condición, demanda o imposición; bien para que el votante sea considerado para ministro o le aseguren un cargo; bien para que se lo haga en favor de algún pariente, allegado o personaje conocido; bien para que se incluya y cumpla, con los ofrecimientos de otros candidatos que se quedaron en el camino.

Llama la atención que flashes, luces y cámaras televisivas sirvan de insumo para cuestionar al estado y proponer algún empeño, bajo el artilugio de la palabrería y otorgar significación superlativa a un término, comúnmente bastante explícito, y pretender enraizar un planteamiento grupal, agregando confusión e incredulidad.

No nos engañemos, ni permitamos que intereses soterrados interfieran el buen ánimo que inunda nuestro espíritu.  Exijamos, esto sí, cuando corresponda, coherencia, a partir de nuestra coherencia y no intentemos ser más papistas que el Papa, porque eso solo nos llevará a incrementar nuestras complicaciones existenciales. 

Seamos tan transparentes y propositivos cómo queremos que sea nuestro gobierno. Seamos rigurosos y exigentes con la verdad y la honestidad e implacables con los inescrupulosos y los delincuentes. Pero, por sobre todo, no abandonemos nuestros sueños e ilusiones y seamos generosos con nuestro respaldo al liderazgo escogido.

Intentando ser fiel conmigo mismo y mi pensamiento, seguramente como algunos o muchos de ustedes estimados lectores, por mi mente también desfilaron nombres de prestantes ecuatorianos (hombres y mujeres) que, en mi imaginario, podrían haber sido incluidos en alguna lista de prechequeo de posibles candidatos a un cargo de alta dirección en el estado ecuatoriano; pero mi gusto, jamás incurrió en la imprudencia de explicitarlos, ni comprometió su imagen, precisamente para evitar la tentación de adherir a mi voto una pretensión que no fuera, la que me corresponde como ciudadano para elegir con libertad a quien presida el gobierno nacional y extenderle mi confianza a sus decisiones.

No olvidemos que el reencuentro de ecuatorianos solo será posible, si todos, sin excepción, dejamos entreabierta una puerta a esa posibilidad de saludarnos y reconocernos, fortalecer el proceso democrático y sentar bases firmes para que perdure en el tiempo. (O)

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