Cabeza fría ante la tormenta perfecta / Juan Diego Valdivieso Rowland

Columnistas, Opinión

La expansión del COVID-19 (Coronavirus); la caída del 25% en el precio del barril de petróleo, la mayor disminución desde 1991, haciendo que el crudo ecuatoriano esté en USD 28 -cuando el barril se presupuestó en USD 51.30 para 2020- nos sitúa en un escenario complejo. A esto se añade el no desembolso de USD 358 millones el 15 de marzo próximo como parte del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el incremento del riesgo país a casi 2000 puntos.

Ante esta situación se esperan algunas consecuencias. Según el Dr. Fidel Jaramillo, “estamos en una situación fiscal más apretada, con necesidades de financiamiento significativas y choques adversos severos, derivados del coronavirus y de la volatilidad de los mercados financieros. Este hecho es transitorio, pero puede tener consecuencias permanentes en cuanto a destrucción de valor económico en los países”. El economista Alberto Acosta Burneo menciona que Ecuador debe priorizar la inversión en salud, educación y seguridad, para reducir el gasto en todo el resto. “Ecuador es un país caro y poco competitivo que necesita un compromiso real de mayor austeridad y reducción del Estado”. El economista Danilo Albán señala que el país podría entrar en default -no pago de su deuda externa- lo que implicaría el cierre de líneas externas de crédito. Asimismo, señala que el factor tiempo es importante ya que “ahora es muy tarde para tomar medidas y podría haber una recesión económica muy fuerte porque Ecuador es más vulnerable ante los shocks externos”. 

A esto se suma la incapacidad y debilidad del gobierno y la Asamblea Nacional de aprobar reformas al código laboral, de finanzas públicas y monetario, como condición para que continúen los desembolsos del cuestionado FMI, entidad que ya ha puesto a varios países contra las cuerdas por las medidas ortodoxas y draconianas que exige. Es momento de que los tomadores de decisiones piensen con cabeza fría y actúen racionalmente, pensando en una solución duradera a esta crisis porque si no el barco se hundirá en esta tormenta económica perfecta. (O)

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