“Ay de los que escandalizan a los niños (II) / P. Hugo Cisneros

Columnistas, Opinión

 

Grave responsabilidad la del Estado en su obligación educativa frente a los niños. Las reformas educativas no tienen que reducirse a dar “solución a las situaciones coyunturales», sino que no deben perder de vista el futuro que es realización de la esperanza de hoy que son los niños . Está bien que los niños al finalizar su educación primaria sepan “leer y escribir correctamente y con sentido critico y sepan usar y aplicar las cuatro operaciones y la regla de tres» pero también deberían ser protegidos del medio ambiente moral que los rodea y que los invade a través especialmente de los medios de comunicación.

De qué servirán hombres que se manejen en la escritura y lectura correctamente, con sentido crítico y en sus asuntos, las reglas fundamentales de los números, si en su vida privada, personal y social anidan odio, resentimiento, guardan violencias y están llenos de seudos valores, materializados, simplemente económicos que les convierte en “buenos pícaros», en hombres-ladrones» en «hábiles-estafadores», en “sutiles-aprovechadores».

El niño es una esperanza en acto, no es una esperanza inútil en la que que esperar para que «cuando sea grande comience a actuar». Hoy ha comenzado en el niño, la construcción de la humanidad del mañana; hoy el niño es el hombre, la humanidad del mañana.

Finalmente el niño no es una edad cronológica, sino un estado interior permanente del hombre. «Si no sois como los niños no entraréis en el reino de Dios», nos advirtió Jesús. La sana ingenuidad, la limpia pureza, la contagiante alegría, la inmensa sencillez, la libertad sin horizontes, la fe y el abandono hondo, la concentración en las cosas, en la naturaleza, en la vida, que les domina, el amor tierno, sensible, univer¬sal, la capacidad de dar «tiempo al tiempo» son el alma del niño que siempre tiene que animarnos a los que nos decimos y somos hombres.

“Ay de los que escandalicen-dañen a los niños». Cuanto se tiene que revisar para que todo aquello que constituye el ambiente vital de los niños no les sea nocivo. La violencia de los mayores, las irresponsabilidades de los grandes, los medios de comunicación social con sus programas llenos de sexo, de impurezas, de “lloriqueos novelescos» ojalá tengan un control para que aquello que hoy es nuestro futuro crezca sano y no se dañe porque el hombre del mañana es el niño de hoy, como nosotros, hoy, somos hombres gracias al niño de ayer. (O)

 

Lecturas dominicales

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