Así era el río Ambato/ Luis Alfredo Silva

Columnistas, Opinión

El Padre ambateño Pedro Porras Garcés, en los documentos de El Real Archivo de Indias, encontró datos sobre las actuales provincias de Tungurahua y Chimborazo, que corresponden al año de 1.605, 30 ños después, que El Oidor Antonio de Clavijo, organizara la ciudad de Ambato; uno de esos datos, se refiere a la magistral descripción del río Ambato, que en sus propias palabras y redacción, transcribo.

«Pasa por ese pueblo un río que se llama de Hambato, muy caudaloso, de agua clara y delgada, muy saludable para beber y medicinal para muchas enfermedades. Corre manzo y el verano siempre en un ser; el invierno vá creciendo. No hace ningún daño a la tierra, sino mucho provecho, con su buena agua y con unos pescadillos que llaman bagres, de que se mantienen los naturales la cuaresma y entre año; no se navega por ser bajo y tener muchas corrientes. Tiene un puente de vigas que reparan los indios por obligación y costumbre inmemorial, y es muy necesaria porque pasa por ella el camino real para el Perú y Nuevo Reino, y porque no hay otra en ese camino. En este río, como a cuarto de legua del lugar, muelen dos molinos grandes. Cerca del pueblo por la vega del río, hay muchas huertas de frutas de la tierra de Castilla; sirvense para ellas de una acequia de agua que traen tres leguas de de alll. Hay duraznos, membrillos, manzanos, perales, albaricoques, naranjas, limas, cidras; cógese axi, que es la especie de estas indias…”.

El Padre Pedro Porras, hace el siguiente comentario al respecto.

«El párrafo que habla del río caudaloso de agua clara, delgada y saludable se presta como ningún otro a un estudio sobre desastre ecológico que lamenta Ambato. El río del mismo nombre ha llegado a convertirse en una cloaca de aguas oscuras y malolientes. El daño no viene de muy atrás, Juan León Mera compuso sus poemas junto al río de aguas «cristalinas». Recuerdo que en mi infancia muchas damas de la aristocracia de Ambato se bañaban en los «poguios»a orillas del río Ambato. Por la misma epoca varias personas ordenaban a la servidumbre traer en baldes agua del río para «blanquear» su «arroseco», a preferencia del agua entubada que venia de Ficoa. Cuando seminarista en Atocha los superiores nos llevaban a la»piscina»bajo el puente de Ficoa para el baño semanal. Todavla el agua era clara y delgada; o sea que las aguas eran muy saludables para beber y medicinales para muchas enfermeddes. Ya es hora de todos los ambateños nos preocupemos de la descontaminación de nuestro río, al cual debe en gran parte de la Provincia sus flores y sus frutas».

En la década de 1.940, recuerdo que, con varios amigos, nadabamos en las aguas, relativamente no contaminadas del río, en los vados o remansos denominados; Guayaquil, en el barrio La Delicia; un poco mas al norte, aguas abajo, en El Aguacatal y siguiendo el curso del río, en Las Peñas, ubicado bajo el puente de madera que conduela al barrio de Atocha. Era una distracción de los jovenes de la epoca. (O)

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