25 AÑOS DEL CENTRO COMERCIAL FERROVIARIO / John Tello Jara

Columnistas, Opinión

Aproximadamente 1.800 comerciantes dinamizan la economía de Ambato con la producción y venta de ropa y calzado para grandes y chicos de todo género, los cuales en días pasados estuvieron de aniversario.

Recordaron que vendían en la calle, frente al cementerio y que los clientes llegaban básicamente los días lunes, pero que debido a una ordenanza y con el ánimo de apoyar el embellecimiento y planificación de la urbe, se trasladaron a ese sitio.

Habrá persona que algún momento no haya comprado uno o más productos en el “Ferroviario” nos preguntábamos; la respuesta fue un, NO rotundo, ya que, de los asistentes a su celebración, todos teníamos al menos una prenda adquirida allí.

En el área de calzado ubicamos a unos 350 productores aproximadamente, que llegan de diversas parroquias de Ambato, especialmente de Ambatillo, Quisapincha, Picaihua y por supuesto de cantones de nuestra provincia. Comentan que los días viernes, sábado y domingo logran atender a unos 3.500 clientes, quienes compran su calzado, los llevan a sus talleres para “pulirlos”, los etiquetan con sus marcas, los presentan en una caja pintoresca en papel cuché y los venden con una utilidad de al menos un 50%.

El Covid afectó a los comerciantes, quienes al igual que en otros mercados tuvieron que ausentarse de los mercados y se vieron obligados a cerrar momentáneamente sus talleres y despedir a los trabajadores; la ropa y el calzado en esa etapa se consideró “productos de lujo”, y la gente canalizaba sus ingresos a la compra básicamente de comida.

Las cosas están volviendo de a poco a la normalidad luego de que en Ambato se tiene un 95% de personas vacunadas con las dos dosis y un 65% con las tres dosis, los clientes llegan de apoco y se retoman las actividades de producción y generación de mano de obra.

Los productos que allí se expenden son de buena calidad (ya que son ambateños) y si queremos apoyar el crecimiento de nuestra ciudad, su consumo es imprescindible, ya que el dinero va a los productores locales, quienes pagan mano de obra de nuestra ciudad y consumen materia prima del entorno.

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