12 de noviembre: El espacio del acto cívico / Jéssica Torres Lescano

Columnistas, Opinión

Las fuentes del siglo XX califican al aniversario de la independencia como gloriosa efeméride, fecha o fiesta clásica, gloriosa, cívica. Es una celebración organizada con anterioridad. En ocasiones, el Concejo Cantonal empezaba las actividades organizativas desde septiembre, octubre y en otros casos al inicio de la gestión del Concejo Cantonal. En esta entrega me acerco al espacio de la conmemoración de la independencia. Exploro el parque 12 de noviembre como un espacio de apropiación masiva del público en las fiestas cívicas. En la entrega anterior había señalado que la concentración en el parque 12 de noviembre era posterior al desfile. Señalé que en el lugar se hacían presentes los discursos, se colocaban ofrendas florales en honor a los caídos en la batalla, se entonaban las letras del himno nacional, el himno de Tungurahua haciendo gala la banda municipal.

Es importante mencionar que por una única ocasión el desfile cívico no terminó en el parque 12 de noviembre como lo acostumbrado. El parque Montalvo fue el espacio de concentración cuando estaba muy reciente el terremoto del 5 de agosto de 1949. En esa ocasión se cumplían 129 años de emancipación política. El desfile comenzó en el parque Cevallos; allí fue el lugar de concentración Luego recorrieron las calles Martínez, Juan Benigno Vela, Mera, Bolívar, Castillo hasta el parque Montalvo. El periódico Crónica señala “toda vez que no pudieron hacerlo en el parque 12 de noviembre, por encontrarse actualmente cerrado hasta reparar los daños sufridos a raíz del terremoto del 5 de agosto de 1949”.

Finalmente, quiero detenerme a explorar una particularidad de la columna de los héroes ubicada en el parque 12 de noviembre. Esta cuenta con un foco ubicado en la parte superior. Si lo miramos con los ojos actuales el faro deja de ser relevante. Empero, propongo mirarlo con los ojos de la época. De esta manera, resulta novedoso si lo pensamos en un Ambato de la primera mitad del siglo XX donde la disponibilidad de la energía eléctrica no era popular.

A tal punto que Pablo Balarezo Moncayo en su libro “La maravilla de Ambato” escribe al respecto: “En el parque 12 de noviembre, sobre columna de piedra pishilata, se prende la luz eléctrica en globo cristalino simbolizando el fuego olímpico de la Libertad, que brilla en tierra tungurahuense desde hace más de un siglo, pero, que ha alentado, que ha vivido latente encendido como llama, desde los más remotos tiempos de ancestral ambateñismo”. Como se puede dilucidar, el itinerario de conmemoración de la independencia estaba colmado de actividades en los espacios públicos. Las fiestas cívicas a través del tiempo mantienen la independencia en la memoria colectiva. (O)

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