Blanco y negro / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión


El primer día de octubre, a través de una cadena nacional, Lenín Moreno, con tono enérgico y sin el sentido del humor que pregona, anunció las medidas económicas tomadas por su gobierno para mejorar los ingresos y superar los problemas en la caja fiscal. El paquetazo contiene disposiciones inmediatas y reformas laborales y tributarias que deberán ser tramitadas por la Asamblea Nacional. Las medidas son convenientes y perjudiciales. Esto, dependiendo de la perspectiva desde donde se miren. 

El Impuesto al Valor Agregado (IVA) no será alterado. Este primer anuncio causó sorpresa. Algunos analistas habían presagiado la subida de tributación días atrás. Después, el mandatario detalló la forma de captar nuevos recursos: las empresas con ingresos anuales superiores a 10 millones de dólares, deberán realizar una contribución especial durante los próximos tres años, mientras la gasolina y el diésel perdieron el subsidio del Estado. 

Para contrarrestar el impacto de estas disposiciones, 300.000 familias serían sumadas al bono mensual, que ya reciben cerca de un millón. Además, el gobierno pretende apoyar a emprendedores; eliminar o reducir aranceles para maquinaria, equipos y materia prima agrícola e industrial; rebajar el impuesto único al banano; suprimir impuestos para la importación de bienes de tecnología; comprimir a la mitad el impuesto de salida de divisas para materias primas, insumos y bienes de capital; extender el programa Casa Para Todos; disminuir el impuesto a los vehículos de menos de 32.000 dólares; renovar contratos ocasionales con un 20 por ciento menos de remuneración y disponer que los empleados públicos tengan sólo 15 días de vacaciones al año. Todo esto, si la Asamblea Nacional lo permite. 

Minutos más tarde, los medios de comunicación y sobre todo las redes sociales fueron saturadas de comentarios a favor y en contra. Para algunos, el presidente y sus colaboradores están actuando de forma responsable. Al otro extremo, los opositores creen que el anuncio perjudica a la mayoría de ecuatorianos. 

En temas sociales, políticos, económicos,… la verdad no tiene dueño. Por ahora, corresponde al pueblo reflexionar mientras camina por las calles desiertas de vehículos a causa del paro nacional, pensando que de la crisis tiene como responsables a los que eligen presidentes y autoridades movidos por la emoción y no por la razón. (O)

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