¿Austeridad o populismo? / Fabricio Dávila Espinoza

Columnistas, Opinión


El discurso contribuye a la construcción del poder. Los actores políticos aparecen en los medios de comunicación para cumplir con los objetivos de su agrupación y para ganar la simpatía del público. Los políticos saben que deben adaptarse a las circunstancias, decir lo que el auditorio quiere escuchar y ocultar el resto. El discurso es un medio de presión sobre el público y tiene un alto grado de manipulación.

El populismo conoce cómo usar los medios de comunicación para sus fines. Esta forma de discurso político es propia de regímenes encabezados por líderes, cuyo principal objetivo es aparecer en todo lado con nombre y apellido. El investigador estadounidense Marc Fleurbaey, define el populismo como «la búsqueda, por parte de los políticos carismáticos, de un apoyo popular directo en el marco de un discurso que pone en cuestión las instituciones democráticas clásicas». (O)

Esta tendencia apareció en la década de 1870, cuando la sociedad rusa vio nacer un movimiento agrario, de inspiración socialista, que buscaba la emancipación del campesinado. De forma paralela, en Estados Unidos, surgió un movimiento integrado por campesinos contra los bancos y las compañías ferroviarias. En años más recientes, muchas personas han buscado marcar un discurso que pretende atraer a las clases populares: Perón, en Argentina; Chávez, en Venezuela; Morales, en Bolivia; Iglesias, en España; Mujica, en Uruguay; Trump, en EEUU, Correa, en Ecuador;…

En estas circunstancias, pocos días después de la embestidura de las autoridades triunfadoras en las últimas elecciones, hay un ambiente propicio para nuevos populismos. Algunos políticos llegaron a sus oficinas pisando fuerte. El alcalde de Quito inició un régimen de austeridad en su municipio. Con un sólo decreto estableció la prohibición de contratar servicios de telefonía móvil con cargo al presupuesto del municipio y evitar el uso de vehículos públicos para actividades de sus colaboradores.

Estas medidas, a las que se sumó Oswaldo Zúñiga, alcalde de Pastaza, no dejan de ser llamativas, siempre que no escondan retóricas engañosas e incoherentes. Resulta relativamente fácil ser austeros en cosas pequeñas, pero derrochar mucho más de lo ahorrado en cosas poco útiles o innecesarias. La verdadera austeridad, nunca estará identificada con el discurso populista. El precepto bíblico dice: quien es fiel en lo pequeño, es fiel en lo grande.

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