24 de Mayo de 1822, fragua de héroes / Ing. Patricio Chambers M.

Columnistas, Opinión



Hace 197 años en las faldas del volcán Pichincha aquel 24 de Mayo de 1822, el entonces general Antonio José de Sucre al mando de las tropas independentistas,  lograba una de sus victorias más importantes de su rápida carrera militar, pero por sobre todo condujo a la liberación de Quito asegurando la independencia de las provincias que pertenecían a la entonces Real Audiencia de Quito, de la que emergería el 13 de mayo de 1830 la actual República del Ecuador.

Es así como Sucre al mando de un grupo de hombres, más bien jóvenes, supo junto fraguar la historia de un pueblo en base a su ejemplo inspirador. Por ello cabe preguntarse: ¿qué es lo que inspiró a estos guerreros a combatir?, ¿qué los llevó a actuar heroicamente frente al enemigo?. En fin, son cuestiones que hoy más que nunca necesitan ser respondidas.

En un intento de contestar a esos planteamientos, cabe recordar ciertos aspectos esenciales que han caracterizado a los próceres de la independencia. Partamos por comprender que su lucha fue por un Ideal de Patria, tan claro y fuerte que otorgó sentido a su vida así como a su propia muerte. Gracias a ello, pudieron trascender las barreras del tiempo y del espacio, soñando con una nación digna no sólo para ese momento, sino por sobre todo para las futuras generaciones.

Podríamos también decir que fueron seres predestinados, pero lo cierto es que todos tenemos un destino que cumplir, sin embargo pocos son los que se atreven a cumplirlo.

Estaban tan convencidos de lo que hacían que difícilmente habría algo que los llevara a desertar y menos aún, cuando tocó el momento de responder al llamado de la historia. Ese sentido del deber fue sin duda, el motor interno de sus actos, los cuales fueron de tal magnitud y tan numerosos, que no tienen otro calificativo que  heroicos.

Poseedores de una voluntad inquebrantable, nada ni nadie podría detenerlos. Sus convicciones los llevarían no sólo a superar cualquier adversidad, sino fundamentalmente a vencerse a sí mismos incluso en medio de las muchas derrotas que caracterizaron a la campaña libertaria. Sin embargo supieron levantarse una y otra vez, con un enorme sentido de patriotismo y libertad.

No cabe duda que ésta es una de las mayores lecciones que nos han legado: el triunfo es el resultado de un esfuerzo continuado sobre un mismo objetivo, al cual no lo alcanzaremos sino una vez que hayamos experimentado más de una caída, de las cuales habrá que levantarse aprendiendo siempre de las lecciones que la vida nos pone en el camino.

Por ello, hechos históricos como los que hoy recordamos, nos permiten recordar que los grandes héroes y también los pequeños, se fraguan en medio de la lucha. Que el sendero de la victoria es escabroso y lleno de dificultades, tal como lo enseñaban en la antigua Roma “Per aspera ad astra” (por lo áspero a las estrellas).(O)


Deja una respuesta