Visibilizan a los artistas milenarios

Interculturalidad

 


Los tamboreros y pingulleros quedan pocos y mediante el festival se los visibiliza. (Foto El Heraldo)

En el ocaso le rindieron el mejor de los tributos. Sacaron las mejores melodías con el pingullo y el tambor en el festival denominado Intipak Taki o ‘Canto al Sol’ en español que se realiza durante cuatro años seguidos en junio.

Los personajes principales son los tamboreros y pingulleros y se congregaron de los cantones de Pelileo y Píllaro (Tungurahua), Colta (Chimborazo), Pujilí y Salcedo (Cotopaxi) y Rumiñahui (Pichincha).

“Este festival es un proyecto interesante, porque nos ha permitido identificar a los tamboreros-pingulleros. En San Andrés de Píllaro se nos murieron todos nuestros personajes y por eso formamos a los nuevos para continuar con la tradición. Se han adquirido los instrumentos para el próximo año comenzar con la escuela”, aseguró Luis Jiménez, presidente del Gobierno Parroquial de San Andrés.

El gestor de este proyecto del Intipak Taki es Álex Velasteguí, gestor cultural y también promotor turístico. Es oriundo de Salcedo, provincia de Cotopaxi, asegura que en sus diferentes recorridos por provincias de la Sierra observaba como la banda de pueblo relegaba a los tamboreros-pingulleros y ellos en vez de ser el alma del danzante, eran olvidados.

Cuando empezó el proyecto en el 2014 investigó sobre el personaje y a visualizarlos. Al principio identificó a 17 de los pingulleros más representativos del país y el conocimiento que ellos custodian.

Anotó la ubicación. Estaban en Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua y Chimborazo. Velasteguí reseña que estos personajes existían antes de la llegada de la colonia española y su función era entonar simultáneamente el tambor y el pingullo para guiar las fiestas sagradas y otras celebraciones.

Ellos marcan el paso y acompañan con su música al danzante durante las fiestas. “El personaje del danzante está bien posicionado y no va a desaparecer, pero los músicos han sido reemplazados y el conocimiento se está perdiendo”, lamenta Velasteguí.

Para evitar que desaparezcan y nuevamente tomen el sitio que les corresponde lo impulsó a concursar para obtener los fondos que financian el festival. Cuenta con el auspicio del Instituto Nacional de Creatividades, del Banco de Desarrollo del Ecuador y de cinco Municipios. (I)

 

 

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